Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos

En las últimas

«Uno puede pasarse la vida siendo un eterno aspirante a… Pero no puede pasarse la vida siendo eternamente joven»

Mañueco (drecha), durante el encuentro intergeneracional celebrado por el PP en Segovia ICAL

GUILLERMO GARABITO

Las «nuevas generaciones» son un invento de los partidos para abultar más en las fotos de los congresos. Al principio de los tiempos el PP las puso por nombre «Nuevas Generaciones»; los socialistas, «Juventudes» y ahora los de Cs -que son una costilla compartida de los anteriores- exactamente no lo sé, pero si no lo han pensado yo propongo «mandarinas». La de Podemos se llama Marea Joven. No haga el lector chistes fáciles con biodramina.

Para entrar en política mejor habría que llegar crecidito y desilusionado de casa o se corre el riesgo de no saber hacer otra cosa en la vida. A mí me ocurrió lo mismo, pero escribiendo. Ahora podría intentar ser ebanista, y en verdad me gustaría, pero no sé tallar cornucopias. Aunque el proceso, ahora que lo pienso, es parecido al de una columna. Ambas consisten en hacer un espejo. Uno puede pasarse la vida siendo un eterno aspirante a… Pero no puede pasarse la vida siendo eternamente joven, que es el único momento donde no se condona la insultante insensatez de las aspiraciones.

El fin de semana pasado locutaba una periodista la noticia referente al encuentro intergeneracional del PP, que tuvo lugar en Segovia donde estaba entre otros Fernández Mañueco. Hasta ahí nada extraño. Lo interesante fue cuando habló del encuentro que reunía a las «últimas generaciones», según afirmó. Las «últimas generaciones» como traición del subconsciente. Le falló a la periodista seguro porque en Castilla y León hay más últimas generaciones que nuevas, no sólo en política. Ya está crecidita la última generación que nació en un pueblo. El niño, a este paso, estará en peligro de extinción como el lince ibérico. Con la demografía de la mano y los nacimientos a la baja a los partidos políticos les tocará cerrar las secciones juveniles y abrir una de veteranos. Y quién sabe, con las «últimas generaciones» puede ser más fácil llenar mítines. Castilla y León pierde población y las cigüeñas crotoran sus penas.

En las últimas

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