Fernando Conde - Al pairo
Toros y literatura
«Dice Concha en su trabajo que 'los defensores artísticos de la Fiesta ocultan sibilinamente la nómina de escritores que no contemplaban con agrado este espectáculo'...»
Escribir este mismo sintagma en el buscador internáutico más famoso devuelve como primera respuesta un artículo firmado por la política, ya fallecida, Concha Caballero en una edición regional del diario El País. Concha Caballero era licenciada en Filología Hispánica y profesora del Instituto de Lengua y Literatura y en su artículo demuestra que algo había leído, pero poco o mal, al menos de toros. Concha Caballero se posiciona del lado de los antitaurinos y trata de desmontar el indudable poso cultural, artístico y literario que hay en los toros y en su fiesta, con argumentos cuando no falsos, casi siempre imprecisos. Veamos.
Dice Concha en su trabajo que «los defensores artísticos de la Fiesta ocultan sibilinamente la nómina de escritores que no contemplaban con agrado este espectáculo o que se manifestaron rotundamente en contra, como es el caso de Lope de Vega, Quevedo, Larra, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Benavente, Miguel Delibes». Empezando por el último, hay que decir que no fue nunca un gran aficionado a los toros, pero sí un cazador apasionado y militante, cosa que los antitaurinos no suelen ver con los mejores ojos. Lope, por ejemplo, no le dedicó ninguna obra teatral -conocida- a la fiesta, pero sí los menciona en «La hermosura de Angélica». El resto, de una u otra manera, fueron críticos con los toros, pero muchos en tiempos en los que la tauromaquia era otra cosa. No olvidemos que, en los de Lope o Quevedo, la siempre admirada Europa quemaba a hombres en la hoguera por disidentes, también. Por tanto, una nueva muestra de cómo usar el anacronismo para justificar nuestros postulados.
Pero donde llega Concha al paroxismo de la desinformación y del sectarismo es al afirmar que: «Interpretar las alusiones taurinas de Miguel Hernández sólo en clave de defensa de los toros es una seria manipulación literaria. ‘Como el toro he nacido para el luto y el dolor’, dirá el poeta…», escribe Concha. Negarle a Miguel Hernández la relación con la tauromaquia es de una temeridad casi taurina. Sobre todo (¡lástima que ya no estés entre nosotros, Concha, para saberlo y, de paso, defenderte!) porque Miguel Hernández fue el báculo en el que se apoyó inicialmente José María de Cossío para crear su monumental obra «Los toros. Tratado técnico e histórico», a instancias de Ortega, el filósofo. Miguel Hernández escribió unas cuantas entradas para aquella enciclopedia taurina. Y eso por no mencionar su incursión teatral, una vez convencido de que la mayoría de los poetas se morían de hambre (salvo el taurómaco Alberti), titulada «El torero más valiente».
Con todo, lo malo no es el artículo. Lo peor es que Google te lo ofrezca como primer plato, cuando escribes «toros y literatura». La verdad no siempre está al principio.