Toros
Toro de la Vega: entre la bravura de la tradición y las críticas
Pese a las reticencias, las presiones sociales han ido obligando a cambios en sus 500 años de la historia de festejo que se remonta a la Edad Media
El torneo del Toro de la Vega, que se celebra en la vallisoletana localidad de Tordesillas en honor a Nuestra Señora la Virgen de la Peña, su patrona , ha provocado en los últimos años un acalorado debate entre quienes se aferran a la vigencia de este festejo popular con más 500 años de historia y los animalistas,q ue claman por su inmediata supresión. Aunque desde el Patronato del Toro de la Vega han incidido históricamente en que las normas no se mueven un ápice, lo cierto es que también cada vez eran más las voces que reclamaban la «eliminación de algunos excesos». Entre ellas, la del presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, quien justo el pasado torneo apostó por llevar a cabo «cambios» que permitan su adaptación a los nuevos tiempos y demandas sociales. Descartando la muerte del animal, consustancial al festejo, sí apuntó hacia el hostigamiento que sufre la res sin darle la posibilidad de defenderse.
La dañada imagen de Tordesillas a cuenta del Toro de la Vega , y por extensión de Valladolid y Castilla y León, acompañada por los episodios de enfrentamientos también han motivado la demanda de la actuación. La posibilidad de una consulta popular para decidir sobre el futuro del festejo ha estado en varias ocasiones en el aire. Ahora la Junta ha optado por impedir la muerte por decreto de un festejo que tendrá que terminar de decidir el Ayuntamiento.
Aunque sus orígenes no están muy claros, algunos historiadores lo relacionan con los torneos y justas de origen medieval de los siglos XIV y XV en que se incluían despeñamientos de toros al río Duero (hay registros de este tipo de prácticas en 1335 con motivo del nacimiento de una hija de Pedro I y en 1423 por la visita de Juan II y Alvaro de Luna).
Pese a las voces reacias al cambio, el paso de los años sí ha ido imponiendo variaciones por este festejo que en época de Franco, entre 1966 y 1969, llegó a estar prohibido y quedó reducido a un encierro, sin la muerte a lanzadas del morlaco. Eran tiempos, los previos a su prohibición –y también con posterioridad– en los que no sólo lanceros a pie o a caballo medían sus fuerzas con el astado. Tractores, jeeps y otros vehículos a motor, ahora prohibidos, tomaban también la vega en busca del trofeo. El «galardón» es uno de esos aspectos que ha cambiado por el rechazo social que producía. El ganador ya no exhibe en la punta de su lanza los testículos del toro muerto, sino que sólo se lleva el rabo.
Denuncias y apoyos
Un verdadero cambio, no tan lejano, pero que tampoco ha calmado las protestas, se remonta a 2012 , cuando una ordenanza municipal adaptaba el festejo al Reglamento de espectáculos taurinos de Castilla y León, de 1999, y ponía negro sobre blanco las sanciones para quien incumplan los comportamientos que han de regir, con el cuidado del toro como capital. El hecho de que este año el torneo se declarase «nulo», sin ganador obedece a este cambio normativo, que pena con hasta 9.000 euros en los casos más graves contravenir lo reglado.
Adiós a las picas o garrochas tanto por parte de los participantes –que deben inscribirse– como del publico, para no herir al animal. La lanza (con unas medidas máximas estipuladas de 2,5 metros de mástil y 0,50 de hoja) es el único arma posible para medirse cara a cara con el toro. Debe hacerse de frente, sin engaños, con el morlaco parado y no vale tratar de herirle para ir debilitándolo. El tú a tú debe ser con intención de la muerte y hacerse a campo abierto, donde los caballos ya se pueden sumar al torneo.
Aún así, los cambios no han parado las reclamaciones de abolición. Y las denuncias por un nuevo torneo se han combinado sucesivamente con la unión de más de 40 colectivos en defensa del Toro de la Vega.