Antonio Piedra - No somos nadie

El toro

«Razón tenía Bertrand Russell cuando señalaba a este respecto la inmensa pobreza argumental del pensamiento y de las políticas de la modernidad»

ANTONIO PIEDRA

Ayer sábado se celebraron en Castilla y León, como en toda España, una oleada de primeras comuniones. A mucha honra. Somos cristianos de cultura general y católicos de identidad específica. Aquí nadie es más guapo que otro -y por supuesto aún no ha llegado ni el más listo ni el más inteligente- para señalarnos desde la política, o desde cualquier ladera de las libertades o del pensamiento, qué tenemos que creer y hacer con nuestros hijos o nietos. Ni los regímenes totalitarios del siglo XX, como en el nazismo y el comunismo -con toda su capacidad de matar, de triturar conciencias, y de hacer ingeniería social hasta la náusea-, han sido capaces de erradicar la libertad de creer y ponerse el mundo o la eternidad por montera levantado el puño en alto o el brazo con la mano bien extendida.

Yo mismo, que me cuesta tanto abrir o cerrar las manos -debo de tener una artrosis de solemnidad congénita-, tuve ayer una Comunión con todas las de la ley: la de mi nieto Albertín. Y lo más increíble del día para remate, y para que digan con toda la razón del mundo que en la vida de un niño todo es amor y juego con un inmenso coladero. Exacto. Ese niño, que le gustan los toros y el fútbol por igual, quiere ser torero, me pidió para el día su primera Comunión que le pintara un toro. Y claro, se lo pinté y además con esta jaiquilla torera y en asonante: Antonio, «píntame un toro»,/ pide mi niño torero/ en su Comunión de alberos. Me temo que ni el toro ni el poemica lleguen a la plenitud del niño que lo ve todo en estado puro y en la blancura intacta de las cosas.

Digo todo esto porque, precisamente en la víspera de las primeras comuniones en Castilla y León y en toda España, una concejala de Alzira en Valencia, llamada Aida Ginestar Pau -una podemita que habla como teóloga en nombre de Compromís y coaligada con otras fuerzas políticas progresistas- se ha hecho viral en facebook con una majadería encabritada como esta: «¿Pero quedan Iglesias todavía? ¿No las han quemado todas?». Textual, sólo que en valenciano. Pues no, hija, siguen en pie, gracias a Dios. Con argumentos tan zopencos y perversos como los tuyos -que son los del odio, del totalitarismo, de la ignorancia, del fascismo, del sectarismo, del cazo, del lumpen y de la nada sostenida-, habrá muchas más por los siglos de los siglos.

Razón tenía Bertrand Russell cuando señalaba a este respecto la inmensa pobreza argumental del pensamiento y de las políticas de la modernidad que se empeñan en sustituir los valores vigentes de la cultura por otros, que son los suyos, y que se revelan en 24 horas ficticios, sin arraigo, de veleidades trufadas, caprichosos, cortoplacistas, ineptos, y tan eficaces como un clínex democrático en una papelera. Y lo peor de todo: a estos políticos caníbales tampoco les gustan los toros. Conclusión, sólo quedan amos.

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