Tiempo de juego

Así que pase la Semana Santa, comenzarán meses apasionantes en Castilla y León, en un despertar de años de aburrido letargo político: los procesos en la conformación de direcciones en los dos grandes partidos lo avecinan, así como el sunami iglesistas/errojonistas, que ya ha llegado a Ponferrada y que alcanzará probablemente a otros círculos podemitas. Los populares ya comenzaron con la elección de presidente regional, pero les quedan algunos congresos provinciales, donde la junta directiva regional intentará imponer sus candidatos para cohesionar un partido, que la pasividad herreriana ha dejado hecho unos zorros. En algunas provincias se posicionan los alineados con el nuevo presidente, de un lado, y los junteros con menos poder del que creían (ingenuamente) antes del inicio del proceso.

La batalla socialista se promete entretenida, como hace unos días demostraron los mensajes cruzados entre el nada sutil Javier Izquierdo y Soraya Rodríguez más comedida. Ambos claramente alineados, como lo está Puente que ha preferido en las últimas escaramuzas mostrar un perfil bajo, aunque sin moverse de su firme apoyo a Sánchez. En medio de ellos, navega Tudanca con su habitual levedad y un más que probable apoyo a Patxi López, lo que salvo componendas de última hora a nivel nacional le descabalgará de la secretaría regional. Pero las cábalas en el PSOE resultan imposibles. La lógica del control del aparato lleva a pensar en el triunfo de la candidatura de Susana Díaz, pero el militante se encuentra dividido entre el hartazgo al que sigue la abstención y la visceralidad sanchista, a los que la coz de Podemos en Castilla-La Mancha no les inmutará. Gane quien gane, Sánchez ha roto el partido y esta Comunidad no quedará al margen.