Sociedad
Los testigos más longevos de la historia
Siete árboles rondan los mil años de vida en Castilla y León. Ya estaban en pie en tiempos de las cruzadas y sus troncos son más viejos que las piedras de las catedrales
Son los habitantes más longevos de sus pueblos. Han visto nacer, crecer y morir a sus habitantes durante siglos, sobreviviendo al tiempo, a los rayos, a las plagas, a los garabatos de los enamorados, a las sequías y al boom inmobiliario. Sus troncos tienen más años que las piedras de las catedrales de la Comunidad. Son monumentos vivos, árboles milenarios que han sido testigos de la historia.
En Castilla y León hay siete árboles «distinguidos» por rondar los mil años de vida. Ubicados en las provincias de Ávila, León, Palencia y Zamora, tienen la característica común de que son los únicos testigos vivos de acontecimientos que marcaron la historia del país. Ya estaban en pie en tiempos de las cruzadas y superaban tres siglos de vida cuando Cristóbal Colón cruzó el charco y descubrió América o cuando se libró la batalla de Villalar de los Comuneros . Para ellos, la Guerra Civil, la Dictadura y la Transición fueron antes de ayer y, salvo imprevistos, sobrevivirán a todo el que lea estas líneas.
Estos siete ejemplares milenarios abarcan distintas especies, desde encinas a tejos, pasando por robles y castaños. Están enclavados en bosques o protegiendo a las iglesias de los pueblos, donde son elevados a la categoría de monumentos. Valga de ejemplo, cómo la junta vecinal de San Cristóbal de Valdueza, en el municipio de Ponferrada, rindió homenaje a finales de marzo a su tejo milenario en un acto enfocado a la concienciación sobre su conservación.
Sobre la edad exacta de los ejemplares hay discrepancias. Pese a la creencia popular, el tamaño no es un buen parámetro para calcular sus años. Los anillos de crecimiento pueden ayudar a delimitarlos, aunque en algunos casos al estar dañados hay que recurrir a la historia, oficial y popular.
Ponferrada
Más de 1.200 años
En el entorno de San Cristóbal de Valdueza en la capital berciana se levanta un tejo al que se le atribuye una edad de 1.254 años, de acuerdo a un estudio que se realizó a finales de los ochenta. Mide quince metros de altura, cuenta con un diámetro de copa de 19 metros y tiene un perímetro de tronco de 4,75 metros. El tejo, que es el árbol sagrado de los celtas, da sombra a la vieja ermita dejando una estampa de excepción.
Sahelices de Sabero (León)
Unos 900 años
Cerca de la Cueva de Valdelajo se puede apreciar una encina que, pese a su longevidad, es la más joven de la lista. Cuenta con una altura de 15 metros. Ubicada en un bosque de más de 20 hectáreas, se la conoce como «la Potrona».
La Pernía (Palencia)
En torno a 1.000 años
No sólo es longevo sino un superviviente. El Roblón de Estalaya tiene en su tronco las heridas de guerra por haber sido alcanzado por un rayo y señalado para una tala que no se produjo.
Chamartín de la Sierra (Ávila)
Más de 1.000 años
En el castro de la Mesa de Miranda se ubica otro árbol milenario. En este caso se trata de un encina, una de las especies predominantes de la vegetación, de la subespecie carrasca.
El Tiemblo (Ávila)
Entre 800 y 1.000 años
Se le conoce como «El Abuelo». Refugio de pastores en días de lluvia, este castaño es el más anciano de un entorno de ensueño muy visitado. Tiene una altura de más de 25 metros, con un perímetro del tronco de 15.
Requejo de Sanabria (Zamora)
Unos 1.000 años
En Tejedelo, en la subida a la portilla del Padornelo, se encuentra un bosque con un centenar de tejos, en el que también se cuelan múltiples ejemplares de castaños. Enclavados en una ruta de senderismo, tienen una altura de unos trece metros y abarcan un perímetro de más de ocho.
San Justo de Sanabria (Zamora)
Más de 1.500 años
En el Santuario de Nuestra Señora de la Alcobilla hay una plantación de castaños cuyos ejemplares más ancianos han sido datados con entre 1.700 y 1.800 años de antigüedad.