«Me temblaban las piernas, giré la cabeza y vi un rojo infernal»

Hablan los vecinos de ocho pueblos desalojados en el incendio que quema 9.000 hectáreas en la Sierra de la Culebra en Zamora

Vecinos desalojados por el incendio en al Sierra de la Culebra ICAL

Alberto Ferreras

Tardó en conciliar el sueño preocupado por la situación del incendio y por el desastre medioambiental en la Sierra de la Culebra y pocas horas después le despertó el grito de los agentes de la Guardia Civil. «Iban casa por casa diciendo váyanse a Alcañices el fuego ya está aquí» , señala José Luis Peñas, que tiene una vivienda en la que duerme a diario en Mahíde y es responsable de la oficina de turismo de Villardeciervos. Ajeno aún al desalojo del municipio en el que trabaja, que se produjo horas después, Peñas indica que tras despertarle la Guardia Civil subió la persiana y vio que el fuego ya había traspasado la sierra y avanzaba hacia el casco urbano.

Al salir de su casa «me temblaban las piernas, giré la cabeza y vi un rojo infernal» , relata, antes de lamentar la «dantesca» imagen de la Sierra de la Culebra y defender que los incendios deben apagarse con labores de desbroce en invierno porque si no es imposible en circunstancias como las que se han dado en el fuego de la reserva de caza zamorana que forma parte de la reserva de la biosfera Meseta Ibérica.

Por el momento han sido ocho las localidades desalojadas con más de 650 vecinos después de que, tras el desalojo de seis pueblos de madrugada, esta mañana se sumaran las evacuaciones de Villardeciervos y Boya. El alcalde del último municipio desalojado, Villardeciervos, Lorenzo Jiménez, explica que poco después del mediodía de este viernes les pidieron que se marcharan todos los vecinos y lo hicieron «como pudieron», unos en coches particulares y otros en autobuses o auxiliados por la Guardia Civil.

Explica que el traslado forzoso a Camarzana de Tera se debe sobre todo porque se espera mucho viento con el avance en dirección al pueblo por la tarde. Estos días Villardeciervos tenía una población mayor a la habitual y llegaba casi a los 400 vecinos porque eran las fiestas del pueblo , que lógicamente han tenido que suspenderse.

Por su parte, el alcalde de Mahíde, Roberto Cisneros, indica que aunque fueron desalojados él y otros siete vecinos se habían quedado en el pueblo para con unas mangueras defender el casco urbano de las llamas. Las cinco poblaciones que conforman su ayuntamiento fueron desalojadas y aunque el fuego no llegó a entrar se ha quedado a las puertas en La Torre de Aliste y en San Pedro de las Herrerías se teme que la espesa vegetación pueda hacer peligrar el casco urbano en caso de que las llamas avancen hacia él.

Por su parte, el alcalde de Riofrío de Aliste, Germán Matellán, comenta que las últimas horas fueron «críticas» porque, pese a que había muchos medios de extinción «controlaban un foco e inmediatamente se reavivaba otro, no había forma de controlar todos, hasta que subió el fuego a copas y eso ya es imposible», explicó.

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