Sudores fríos

Muy de temporada estival. Calorina, aire acondicionado y sudores fríos por todo el cuerpo, como los que se producen por la utilización de la cultura al servicio del turismo. Que los eventos, y mejor las programaciones culturales sostenidas, generen un flujo de visitantes con réditos económicos es una cosa y mercantilizar la cultura es una manera de aplebeyarla, de dejarla sin hálito creativo, de caer en un folclorismo vacuo, impropio de unas tierras, como estas, que presumen de arte y patrimonio in y material. Por desgracia es una costumbre practicada por todos los partidos de derecha o izquierda (basta con buscar la voz cultura en los recientes programas electorales), a la que ahora se suma la cultura populista, que confunde el ocio popular con el cultivo del espíritu.

A estos desatinos genéricos, se suma la pertinaz ignorancia de la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Valladolid. A los cargos se llega sabido, pero si no es así se procura aprender a la mayor urgencia. Sonrojan las sorpresas con las que se desayuna un día sí y otro también Redondo, y sus declaraciones. Desconocer que en el Patio Herreriano se escondía una bomba de relojería denota ignorancia y desidia. Se conocía (sí en ambientes culturales, parece que no en los políticos) el descontento de los patronos de la obra depositada en el Patio Herreriano por el escaso compromiso de ésta y la anterior corporación municipal: poco presupuesto, poca proyección, ningún intento de transformarlo en centro de estudio y referencia. La colección puede levantarse y no será responsabilidad de la directora, sino de la falta de proyecto cultural en Valladolid. La alternativa, remplazarlo por centro cultural para artistas locales, una broma de verano.