Subir la verja en tiempos de pandemia

Tras el cierre de cientos de empresas, la economía trata de aprender a vivir con el virus mientras nuevos emprendedores desafían a la pandemia

Óscar García tras la barra de El Viejo, en Zamora M. ÁLVAREZ

A.Ferrera/Diego L. González/M. Gajate

Un «nuevo negocio siempre es una aventura y siempre entraña su riesgo, pero está en el ADN del empresario» , que ni en tiempos de pandemia ha frenado su espíritu emprendedor. Mientras muchas empresas se han enfrentado ya al cierre y otras tantas hacen malabares para cuadrar sus cuentas y seguir en activo, emergen cafeterías, talleres, gimnasios, librerías o incluso tiendas especializadas en medios de protección ante el Covid, que no se achantan ante la crisis económica que se vislumbra y plantan cara al virus que ha paralizado el mundo.

Y es que a esa «aventura» que impregna el espíritu del emprendedor se suma el «ojo» experto del empresario, que sabe ver «más allá» e incluso dar con una «oportunidad» en mitad de la tormenta, explica el presidente de la patronal castellano y leonesa, Santiago Aparicio. Así, los momentos complicados «son también propicios» para el emprendimiento , que «no está frenando» en seco con la pandemia. Sí ha seguido un evidente ritmo inferior en un ejercicio en el que durante tres meses España estuvo bajo estado de alarma, pero el parón no borró las «expectativas de futuro», apunta. Pone de ejemplo cómo, de hecho, en Invest, la oficina de inversiones de Soria, «estamos teniendo más movimiento en esta época que en años anteriores».

Locos a ojos de algunos, visionarios a los de otros, los nuevos emprendedores tratan de abrirse camino en una sociedad que aprende a convivir con el virus. En algunos casos el negocio estaba ya planificado y no dejaron que la pandemia les cortase las alas, en otros la idea surgió en el monótono confinamiento en el que se pensó en un futuro fuera de casa y hubo casos en los que la propia pandemia abrió una oportunidad. Sea como fuere, han levantado la verja en tiempos de Covid.

Alfonso Martínez y Alberto Guerra enThe Monkey Box, en Valladolid F. HERAS

La «oportunidad de noquear al virus

No es ajeno al mazazo que la pandemia ha dejado en la actividad. De hecho, lo ha sufrido en primera persona tras la barra de uno de los sectores más castigados. Durante el estado de alarma a su restaurante mexicano La Mordidita en el centro de Valladolid «le salvó» las entregas a domicilio, reconoce. Poco a poco con la desescalada fue recuperando aliento. Nada que ver con lo de ejercicios anteriores. Los ingresos serán ya un 40 por ciento inferiores que un año normal. No están, ni mucho menos, para echar cohetes, pero al menos tiran con lo «suficiente» para poder «seguir abiertos» y mantenerse . Un escenario difícil ante el que lejos de darse por vencido ha decidido plantar cara al virus a base de golpes con un nuevo negocio, un gimnasio de Box Crossfit.

Este mes de septiembre, Alfonso Martínez, junto a su socio Alberto Guerra, abrió las puertas de The Monkey Box -un Box de Crossfit- que traspasaban sus anteriores dueños y al que en plena pandemia supieron ver «una oportunidad» . Aunque cualquier negocio puede entrañar su riesgo, vieron posibilidades en éste ante la creciente fiebre por el deporte que despertó en los sedentarios cuerpos de los españoles la cuarentena. Además, las instalaciones les permitían lanzar una oferta para grupos reducidos, con distancias y sin contacto, ad hoc para estos tiempos de mascarillas.

Aunque se pudieron plantear «esperar a abrir», consideraron que «era el momento», que no debían aguardar parados a un mejor panorama que tal vez no llegue a corto plazo. De momento, no pinta mal y pese a que llevan sólo unas semanas abiertos junto al Hospital Río Hortega ya están recibiendo bastantes solicitudes. Se trata de gente que tras el confinamiento ve ahora el «deporte de otra manera» , da más importancia a la «salud». Con buenos augurios sobre su futuro, este empresario vallisoletano insta a que hay que avanzar y apuesta por «diversificar», No en vano este Box de Crossfit se suma al restaurante mexicano y convive bajo el mismo techo con el comercio, ya que su mujer gestiona dos franquicias en Río Shopping y VallSur.

Alberto Campos y César Arratta en Autobox Bierzo

«Lamentarnos» o «tirar para adelante»

«Solo había dos opciones: lamentarnos y cancelarlo todo, o tirar para adelante». Con ese espíritu nacía en Ponferrada Autobox Bierzo, una historia de resistencia y empeño en tiempos de pandemia. Frente a los obstáculos, ahora es un negocio que contribuye a sostener nueve familias.

Los padres de esta idea son Alberto Campos y César Arratta, profesionales con un cuarto de siglo de experiencia en el sector del automóvil. Cuando la amenaza de la Covid sonaba lejana, emprendieron el proyecto de apertura de un nuevo taller multimarca. «Apareció la oportunidad de crecer y añadir servicios, y no podíamos renunciar a ella», explican. Y cuando todo estaba listo para inaugurar, el 1 de abril, estalló la crisis sanitaria . Fue entonces cuando surgió el dilema. «Pasábamos pensando 22 de las 24 horas del día». Fueron jornadas de «insomnio, mucho trabajo y cambios de planificación ante un presente tan incierto». Aún recuerdan sus dudas y consultas en familia. «La parte optimista hacía ver que todo iba a salir bien. La parte que no se maneja bien en tiempos de contrariedades se aferró a la idea de que no había más remedio que reinventarse». De ese modo, y «pensando en que había nueve familias que tienen aquí su principal fuente de ingresos», ambos socios optaron por seguir adelante.

El taller abrió en la fecha prevista. Antes, no obstante, fue necesario redoblar esfuerzos para someter el establecimiento a una reforma integral. Y desde su puesta en marcha, en pleno confinamiento, atendieron a servicios esenciales, como las ambulancias. Además, mantuvieron abiertos los teléfonos para ayudar a personas de sectores básicos , que «agradecieron mucho nuestra disponibilidad».

Ahora ya es una realidad en el 340 de la avenida de Portugal. Respecto al futuro, Arratta expresa «incertidumbre por saber lo que puede pasar de un día para otro, pendientes de nuevos decretos de cierre o restricciones, porque nos obligarían a paralizar parte de la actividad. Este sector no admite teletrabajo y, ante un confinamiento, si no hay trabajo, no hay ingresos». Con esas sensaciones, añade que en el escenario de crisis «no estamos para ganar. Pero al menos, que podamos cubrir gastos». «Alguna ayuda del Gobierno no vendría mal. Sobre todo, a los autónomos».

«Hay quebuscarse la vida de algún modo»

Se había fijado antes de la pandemia en un establecimiento hostelero que se traspasaba . Aunque el confinamiento dio al traste con el traspaso y el bar cerró, cinco meses después Óscar García González reabrió las puertas de El Viejo, un pequeño negocio de hostelería del barrio de Los Bloques de Zamora que apenas tiene sesenta metros cuadrados, cocina y baños.

Óscar García admite que en el primer mes y medio el negocio le ha ido «regular, la cosa está muy floja», aunque reconoce que ya esperaba que fuera así y pese a ello se decidió a emprender en tiempos de crisis sanitaria y económica porque «hay que buscarse la vida, a casa no me lo van a llevar».

El cumplimiento de las medidas sanitarias no ha sido mucho problema porque la gente está concienciada y procura cumplir las normas pero el tamaño del bar sí que le supone un fastidio por la limitación de aforo que conlleva . Su caso no es único en Zamora y son varios los ejemplos de negocios de hostelería y comercios que han abierto tras la covid-19.

Algunos han optado por nuevos nichos de mercado, como la emprendedora Sara de la Granja, que ha abierto La Golosa, una cafetería especializada en tartas y cupcakes, un negocio que tenía pensado inaugurar el día antes de decretarse el confinamiento a mediados de marzo y cuya apertura tuvo que aplazar hasta finalizar el estado de alarma.

Algo parecido le ocurrió a otra novata en el emprendimiento, Sara Alonso, que retrasó hasta principios de julio la apertura en la ciudad de una librería sólo de libros infantiles para la que se encontraba acondicionando el local comercial cuando empezó el estado de alarma. Esta maestra y escritora de cuentos infantiles indica que no se arrepiente de haber cumplido su sueño de abrir una librería infantil pese a todos los contratiempos y está muy satisfecha con la acogida que ha tenido el negocio en este tiempo.

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