Sólo la agricultura resiste la «peor» caída histórica del PIB en Castilla y León

La Junta apunta a que lo «peor» ya habría pasado y no se repetirá un nuevo hundimiento de la envergadura del de el segundo trimestre del año

Fernández Carriedo, ayer en la presentación de la contabilidad regional del segundo trimestre ICAL

M. Gajate

Un desplome del 18,8 por ciento en el Producto Interior Bruto . Son las consecuencias que el estado de alarma por la crisis del coronavirus dejó sobre la economía de Castilla y León, que experimentó en el segundo trimestre del año el mayor retroceso de la contabilidad regional de la serie histórica . Un impacto que aunque «menos intenso» que a nivel nacional -donde la caída interanual asciende en este caso al 22,1%- fue «muy relevante», se hizo notar en todos los sectores -a excepción de la agricultura- y marcará un inevitable año en negativo en la Comunidad, en la que, no obstante, la Junta no contempla un nuevo batacazo de esta envergadura. El Ejecutivo da por hecho que en lo que queda de 2020 el PIB experimentara nuevas caídas, aunque a menor nivel. «Lo peor» ya habría pasado, según apuntó ayer el consejero de Economía y Hacienda, Carlos Fernández Carriedo.

La «incertidumbre» marca las previsiones para el resto del año, y todo «dependerá de la evolución» de la crisis sanitaria. La cifras serán, sin duda, «peores» que en 2019, si bien «será difícil repetir el desplome» registrado entre marzo y junio , señaló Carriedo, quien también fijó un mínimo. Y es que tiene claro que tampoco se repetirá el escenario a cierre del primer trimestre. Con una caída del 3,2% del PIB con respecto al mismo periodo de 2019, se considera el «mejor» panorama trimestral que se dará en este 2020, teniendo en cuenta que hasta mediados de febrero reinaba la normalidad y el Covid no había colapsado aún el país. En comparación con este primer trimestre, en el segundo, el PIB cayó un 15,2 por ciento y la media del primer semestre se queda en un descenso de entorno al once por ciento.

La crisis sanitaria fue, así, demoledora para la economía de Castilla y León durante el segundo trimestre del año en el que, salvo nueve días, estuvo sumida bajo el estado de alarma. Sólo a partir del 21 de junio se disfrutó de la nueva normalidad. Casi tres meses enteros bajo restricciones, parte de ellos con parón absoluto salvo para la actividad esencial , que pusieron en negativo a todas las ramas de la economía salvo al sector primario, que creció un 7,7 por ciento. Sin embargo, incluso éste, pese a que cierra el trimestre en positivo, esconde también su particular desplome. Las cifras en agricultura mejoran tras una «mala cosecha» en 2019 , pero las de la ganadería no muestran la misma tendencia, ante un descenso de consumo por el cierre de la hostelería, especialmente de lechazo, apuntó el consejero.

El resto de sectores cayeron en torno a un veinte por ciento. La industria decreció en un 22,8 por ciento, a pesar de que l a rama energética aguantó el tipo , aunque también en negativo (-2%), después de que un mayor consumo en los hogares no contrarrestara el apagón laboral y de las factorías.

La construcción, por su parte, menguó en un 24,5 por ciento, siendo una actividad no esencial que se vio obligada a parar en seco y con determinadas obras en espera hasta el avance de la desescalada, afectando a edificación e ingeniería civil y a obra pública.

Por último, los servicios experimentaron un descenso de 18 por ciento. La hostelería, el turismo y el comercio se resintieron al bajarse las verjas durante el confinamiento, pero ascendió, por el contrario, el balance del sector de servicios no de mercado, ante una mayor actividad sanitaria y de servicios sociales.

El consumo se hunde

El gasto en el consumo final se hundió, con un descenso del 14 por ciento tras haber caído un 2,5 en el primer trimestre y marcado por una menor demanda de los hogares mientras que en las administraciones aumentó para dotarse de medios con los que combatir la epidemia. Además, la inversión bajó un 27,8 por ciento.

Finalmente, el balance de contabilidad regional cifra en un 11,6 por ciento la caída del empleo en el segundo trimestre de este año marcado por el coronavirus. Un pérdida de puestos de trabajo que se hizo presente en todos los sectores productivos.

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