Ignacio Miranda - Por mi vereda
Sin mando en plaza
«Gobernar exige autoridad, tomar decisiones con sentido patriótico, amplitud de miras y criterios de interés general»
Álvaro Gil-Robles, ex defensor del pueblo y especialista en derechos humanos, ha participado esta semana en Segovia en un seminario sobre instituciones europeas donde ha descrito con crudeza la actual situación del decrépito continente , dejando una serie de «perlas» sobre la decadencia presente. De no ser por la gravedad del panorama, nada tendrían que envidiar a los collares nacarados de la aforada Rita Barberá, esa Carmen Polo de nuestros días en lo que a adornos esféricos del cuello concierne pero un punto más jacarandosa.
Además de hablar sobre la profunda crisis del proyecto europeo e insistir en el riesgo destructor del nacionalismo o las reacciones extremistas, ha alentado a reforzar los lazos ideológicos comunes entre los ciudadanos y a preservar los valores democráticos, «porque no basta sólo con el mercado y el bienestar». Unas soluciones -lo siento por ateos, podemitas y afines- que ya esbozó Juan Pablo II hace casi 35 años. «Europa, sé tú misma» , repetía Wojtyla en referencia a sus raíces cristianas, a su defensa de la libertad, la justicia y la tolerancia como vías de progreso.
En España venimos oyendo hace lustros una cantinela de parecido jaez por parte de quienes creen que gobernar es gestionar lo público en términos estrictamente económicos. También en Castilla y León. Un estado jamás será una empresa. Gobernar exige autoridad, tomar decisiones con sentido patriótico, amplitud de miras y criterios de interés general. A menudo hay que saber decir no y pensar en generaciones futuras, algo que le aterra a nuestra clase política, ora empeñada en caer bien a todos por p ura visión electoralista , ora escurridiza al tener que dar explicaciones ante la opinión pública cuando toca lidiar miuras. En definitiva, el buenismo elevado a la enésima potencia porque no hay mando en plaza . Sobra postureo, falta compromiso. Y así nos va.