Ignacio Miranda - Por mi vereda
Sillones disputados
«Puede producirse en el acueducto «un riesgo estructural por un mal reparto de fuerzas». ¡Pardiez, eso nos suena! Igual que en el PSOE»
Los ingenieros de minas son una profesión versátil que se reinventa. Un ejemplo a seguir en medio de la crisis. Con el declive del carbón se abren a ámbitos como la geología, la energía, la industria o la geotecnia, entre otros. Hasta la política, porque ahí tenemos al presidente asturiano, Javier Fernández, intentando poner orden en la gestora de un PSOE desbaratado tras el fragor del Comité Federal del 1 de octubre. Con el rictus serio de quien no va por la vida de cantamañanas, con la conciencia del servidor público que asume que gobernar es tomar decisiones y no sonreír, ha comenzado un poda de urgencia que ha incluido al brillante portavoz en el Senado, Óscar López, profundo conocedor de nuestra realidad regional y miembro de la escuadra de gastadores de Pedro Sánchez. Por su aire marcial.
Ahora, otro doctor ingeniero de minas, Fernando Pedrazuela, ha explicado su diagnóstico sobre los males que aquejan al acueducto de Segovia, en unas jornadas organizadas por el Ayuntamiento de la ciudad para evaluar el estado del bimilenario monumento. En su opinión, no existe peligro de derrumbe pero sí de colapso, por el desgaste de los sillares que, en algunos casos, han perdido cinco centímetros de grosor durante los últimos cincuenta años.
El origen del problema radica en la escasa dureza de la piedra utilizada, que empeora por su exposición a la intemperie. Parece que los romanos no pusieron especial celo en las canteras a la hora de elegir los materiales pétreos. Según el experto, la erosión resulta alarmante en las dovelas sobre las que descansan los arcos principales, puesto que el apoyo de ciertos elementos se ha reducido al veinte por ciento de su superficie inicial. En consecuencia, puede producirse en el acueducto «un riesgo estructural por un mal reparto de fuerzas». ¡Pardiez, eso nos suena! Igual que en el PSOE.