Sentido de comunidad

Las miradas se centran en Cataluña y el modelo autonómico: desde la proporcionalidad que cada vez se equipara más a debilidad del Estado de Derecho, hasta el tactismo en las declaraciones bipolares del PSOE, un socio nada fiable para el día después. La nota cómica, en estos tristes días, la de Puigdemont con sus paseos delante de las comisarias con las muñecas juntas, rogando que le esposen, ya que necesita pedigrí en calabozos para entrar en la historia. Mientras el Estado de las Autonomías se descompone en Cataluña, más modestamente en Castilla y León se dan pasos en la misma dirección. El inmovilismo tactista y la falta de propuestas del fiel servidor de Sánchez, Tudanca, abocará a retirar el plan de ordenación territorial de la región de su posible aprobación por dos tercios en las Cortes. El proyecto no es perfecto y presenta aspectos mejorables, pero los grupos de la oposición prefieren la política de tierra quemada, con repercusiones negativas para los ciudadanos, a las enmiendas para su mejora. El inmovilismo y obstruccionismo de Tudanca le pasará factura, máxime cuando su propio partido continúa fracturado (alcaldes socialistas son favorables al plan) y a la espera de deslices del secretario regional por seguidismo a Sánchez.

Pero la falta de cohesión territorial no es achacable solo al PSCL. Herrera se llevará en el debe de su gestión haber dejado una región más desestructurada que la heredada de Lucas. Para muestra el sonrojo ante la negativa de los regantes de Soria en favor de los del bajo Duero en la crisis del agua, que padecemos. ¿Falta de solidaridad y de sentido de región? Sí; pero ¿qué hace Presidencia por atraer a la novena provincia a la Comunidad? A tenor de la respuesta soriana, poco o nada.