Vicente Ángel Pérez - Corazón de León

Senador Trapiello

A Trapiello le confunde la política, como la noche a Dinio: quiere ser senador de un Senado que pretende disolver

Andrés García Trapiello (Andrés Trapiello, sin García, para el mundillo literario y, desde esta semana, político) se ha apuntado, con más de sesenta años en las piernas, a la carrera política, como esos «jubilatas» que se atreven a enseñar sin pudor las canillas en las maratones populares. Conviene salvar las distancias, pues la carrera que emprende Trapiello es desde el sillón de su casa madrileña al del Senado, sin mayores esfuerzos físicos y sí con mayor recompensa económica que la del esforzado atleta cuyo mayor premio es llegar a la meta antes de que el corazón lo mande parar.

La carrera de Trapiello ha sido la literaria, que le ha dado cierta fama y unos lectores fieles que lo defienden a capa y espada cuando alguien critica su última gran obra, que no es otra que la «traducción» al español del «Quijote» de Cervantes. La polémica ahí continúa, entre colegas, académicos y catedráticos que han puesto a caldo al bueno y espabilado Trapiello, a quien, en estos momentos, lo que en verdad le importa es que su «quijote» se regale en Navidad y que Papá Noel le conceda un sillón en el Senado, para así cobrar una pasta gansa, asegurarse una jubilación, presumir de senador y disponer de todo el tiempo del mundo para traducir al castellano, Dios sabe, a Santa Teresa de Jesús o a Gonzalo de Berceo.

Dice el flamante político Trapiello: «Yo no soy un político ni sé gran cosa de política, pero me honra aparecer de escudero de Savater, un don Quijote en toda regla (…) A Rosa Díez , acaso la mejor parlamentaria que hemos tenido en España estos años, le han hecho escraches en Madrid y Barcelona los sujetos y sujetas más despreciables (…) Si he decidido dar este pequeño paso, es sólo para eso. Yo ya sé que no voy a ser nunca senador de una cámara cuya disolución pedimos por inoperancia y duplicidad (…).

Aparte lo de «sujetos y sujetas», a Trapiello le confunde la política, como la noche a Dinio: quiere ser senador de un Senado que pretende disolver. Pero, por si acaso, va en la lista de Madrid , no en la de León, pues bien sabe que puede ser elegido. O sea, como su coterránea Carmen Lomana , la famosa del corazón que, como Trapiello, también publica libros y va en la lista de Vox (un partido a la altura de UpyD) para el Senado. T rapiello y Lomana unidos por la tierra , la literatura y la ambición política. Y por su imagen, que es lo que ahora vende; o sea, la fotogenia (ambos posan por el lado «bueno», como Julio Iglesias), visten bien, él de dandi, ella «fashionista» declarada; hablan con la voz engolada que afamó Umbral y quieren acabar con el Senado. ¡Ay Trapiello, tanto escribir y tanta pose de intelectual para acabar disputándole a Carmen Lomana un sillón en el Senado!

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