Luis Jaramillo - Punto de vista
Semana Santa
«La gran amenaza de la Semana Santa este año es el tiempo que desde esta tarde se complica, para permitir el normal desarrollo de las procesiones»
La gran amenaza de la Semana Santa este año es el tiempo que desde esta tarde se complica, y mucho, para permitir el normal desarrollo de las procesiones, uno de los grandes atractivos de Castilla y León. Parece que será una buena semana para el turismo rural, pero no lo está siendo tanto para el urbano porque la incertidumbre de la climatología retrae al visitante.
Pero estos son «peligros» coyunturales para una celebración que en nuestra tierra se caracteriza por la austeridad, la seriedad y el silencio. Habría que distinguir entre la Semana Santa en el medio rural y en el urbano. La rural es la gran desconocida, salvo excepciones, y ha sabido protegerse sobre los aires del sur que nos colonizan y resta valor a lo propio. La intensidad y vivencia que se da en Medina de Rioseco o en el pequeño pueblo de Bercianos de Aliste deberían ser una referencia para evitar que nos invadan otras tendencias que avanzan demasiado y amenazan con la autenticidad de buena parte de nuestras procesiones.
Cada cosa en su sitio y con ello no niego que haya aspectos que sea bueno adoptar, pero no hasta el punto de perder la esencia y la perspectiva y llegar a hacernos dudar si estamos en Castilla y León o Andalucía. Si nos dejamos llevar por una corriente de sonidos, formas y estilos que no son propios y que nos hacen perder identidad, estaremos restando valor a lo que hemos recibido y que deberíamos preservar para entregarlo a las futuras generaciones. Claro, que para ello deberíamos también facilitar a los niños el acceso a las procesiones y es lo que no hacemos al dejar las vacaciones de Semana Santa para la semana de Pascua. El empecinamiento de la Junta en mantener el calendario este año no suma a la celebración y ojalá quede resuelto de una vez por todas el próximo año.