Seis de las once diócesis de la Comunidad esperan un nuevo obispo
Los prelados de Burgos, León y Valladolid han renunciado y las sedes de Astorga, Ciudad Rodrigo y Zamora están vacantes
Seis de las once diócesis con que cuenta Castilla y León están pendientes de la designación de un nuevo obispo. En tres de ellas, Astorga (León), Ciudad Rodrigo (Salamanca) y Zamora, porque sus sedes están actualmente vacantes, mientras que en las otras tres (Burgos, León y Valladolid) son sus prelados los que hace meses, incluso años, presentaron la renuncia al Papa al cumplir los 75 años, como es preceptivo. Sin embargo, es sabido que la Santa Sede marca sus tiempos, por los que no es fácil prever el momento en el que se pueden producir esos nombramientos, más aún si se asume el consejo de San Ignacio de Loyola de que «En tiempos de tribulación, no hacer mudanza» y con un Pontificado tan «jesuítico», todo apunta a que así será .
Lo cierto es que la premura es importante en las tres diócesis en las que en la actualidad no hay obispo titular sino que la responsabilidad recae en un administrador. Es el caso de Ciudad Rodrigo, cuyo último mitrado, Raúl Berzosa, solicitó en junio de 2018 al Papa Francisco ser retirado de la prelatura de forma temporal por motivos personales, una decisión que provocó no poco revuelo y confusión en la diócesis mirogrigense, además de todo tipo de rumores. En enero de 2019 su renuncia fue aceptada de forma definitiva, de manera que, desde septiembre de ese año, está al servicio de la Santa Sede en Roma, lo que permitió el nombramiento del obispo emérito de Ávila, Jesús García Burillo, como administrador apostólico de Ciudad Rodrigo. Esta interinidad ha vuelto a poner en entredicho el futuro de la diócesis, ya que hace tiempo que se plantea su absorción por la de Salamanca. Este podría ser el momento.
Astorga es otra de las sedes vacantes desde que su obispo, Juan Antonio Menéndez, falleció de forma repentina en mayo de 2019 . La muerte a los 62 años por un infarto del prelado, designado para dirigir la Comisión Antipederastia creada en el seno de la Iglesia española, fue un duro golpe para la comunidad astorgana, ahora dirigida por el administrador diocesano José Luis Castro Pérez, que era vicario general cuando se produjo el fallecimiento.
Zamora también tuvo que enterrar a su obispo el pasado mes de septiembre. Gregorio Martínez Sacristán, prelado en la diócesis durante doce años, falleció víctima de un cáncer . Desde entonces, el vicario general, José Francisco Matías, es el administrador diocesano.
En Valladolid, el arzobispo y cardenal, Ricardo Blázquez, presentó su renuncia al Papa hace ya más de tres años, en abril de 2017, al cumplir los 75 años . Sin embargo, el hecho de que hasta el pasado mes de marzo no acabase su segundo mandato al frente de la Conferencia Episcopal Española, hacía imposible que se apeara de la Archidiócesis vallisoletana, en la que sigue al frente. Esta plaza es la única de la Comunidad que, además, cuenta con un obispo auxiliar, Luis Argüello, y si bien es cierto que podía ser la sucesión natural a Blázquez, el hecho de que ostente actualmente el puesto de secretario general en la Conferencia Episcopal -aún tiene tres años más por delante- supone un serio obstáculo para el nombramiento.
Lo cierto es que en la provincia vallisoletana hay un sentimiento generalizado en favor del ascenso de Argüello pero, aunque las normas eclesiales no lo impiden, parece complicado pasar de auxiliar a arzobispo sin pastorear, primero, una diócesis más pequeña. Su reconocida capacidad de gestión podría ser un aval para la supuesta fusionada Salamanca-Ciudad Rodrigo, un cercano destino temporal antes de volver a la Archidiócesis.
El Centenario de la Catedral
También está en «sede vacante la segunda Archidiócesis de Castilla y León, la de Burgos. Su arzobispo, Fidel Herráez Vegas, presentó al papa Francisco su renuncia al gobierno pastoral de la diócesis -labor que asumió en noviembre de 2015 -, en julio del pasado año, al cumplir los 75 años. Es uno de los principales promotores de la «Fundación VIII Centenario de la Catedral. Burgos 2021», por lo que cabe pensar que permanecería en la diócesis hasta que concluya la celebración para ver así acabado el proyecto, aunque «los caminos del señor (léase Iglesia) son inescrutables». No obstante, el nombre que suena con más insistencia para la sucesión es el del actual obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, con permiso de la nada tranquila sede de Sevilla, pero ya se sabe que «lo que de Roma viene, a Roma va», y el guipuzcoano no estaría entre los favoritos de los cardenales Juan José Omella y Carlos Osoro, hoy al frente de la Conferencia Episcopal.
Menos tiempo ha transcurrido desde que el obispo de León, Julián López Martín, presentase su renuncia al Santa Padre, acción que realizó el pasado mes de abril. Durante 18 años, este prelado nacido en la localidad zamorana de Toro ha dirigido con discreción una diócesis tranquila que pertenece a la Provincia Eclesiástica de Oviedo y que por la dispersión de las parroquias que jalonan la extensa provincia, no resulta demasiado fácil de poder gestionar.