Las secuelas psicológicas del Covid: «Estuve meses sin coger en brazos a mi nieto atenazada por el miedo»

Más de 4.700 profesionales han sido atendidos en los programas de apoyo psicológico en el primer año pandémico

Al insomnio y ansiedad de las consultas iniciales se han sumado con el paso de los meses trastornos depresivos y de estrés postraumático

Entre los profesionales del ámbito sanitario detectan sentimientos de culpa y frustración ICAL

H. Díaz

La historia de María con el Covid comenzó hace un año, dos días más tarde de la declaración del primer estado de alarma. En su casa se contagiaron todos, incluida su hija mayor, entonces embarazada de cinco meses, la única que ingresó. A María se le quedó grabado a fuego aquel día: «Aquella imagen de personas mayores, y no tan mayores, entrando a solas a urgencias del hospital, del que muchos ya nunca volvieron a salir, impactó en mí de tal forma que nunca lo olvidaré», recuerda esta trabajadora social de un centro hospitalario leonés, que prefiere no desvelar su verdadera identidad. La situación de «caos y desesperación» que vivió aquellos días, con diagnósticos equivocados ante el aún desconocimiento que se tenía del virus, sin pruebas que certificasen sus contagios y con la única recomendación de permanecer aislados en su casa, hizo que el miedo se convirtiera en su sombra: «Tiré con la situación hasta que no pude más. El miedo se apoderó de mí. Mi único desahogo eran las lágrimas».

Recuerda que entonces «alguien» le habló del Programa de Atención Integral a Secuelas Psíquicas por Covid puesto en marcha en el Hospital de León: «Tenía claro que no estaba bien, y acepté la ayuda que me ofrecieron», apunta, recordando que nació su nieto y pasó tiempo hasta que le cogió en brazos: «Durante meses me perdí la bonita sensación del roce de su piel, atenazada por el miedo».

Los picos en la demanda no se corresponden con la propia pandemia: «Curiosamente, cuando los ingresos bajaban, o tras la aparente calma del inicio del verano, era cuando parte del personal apreciaba la repercusión afectiva»

Con secuelas aún del paso del virus por su cuerpo, hoy está «enormemente agradecida» al equipo que impulsó el citado programa: el psiquiatra Sergio Núñez y la psicóloga clínica Esther Turrado. Entre primeras citaciones y seguimientos, el Equipo Covid del Servicio de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital de León ha tenido hasta mediados de marzo un total de 579 intervenciones demandadas por profesionales del ámbito hospitalario y de Atención Primaria. En las once áreas de Castilla y León, el número de intervenciones se eleva a 4.767, a las que hay que sumar las personas que han participado en terapias grupales, talleres presenciales y programas de «Mindfulness on-line». El doctor Núñez explica que en las consultas enmarcadas en este programa son atendidos «aquellos que han padecido la enfermedad, que han tenido muertes de familiares cercanos con duelos complicados, o que el miedo al Covid haya incapacitado su vida diaria». En ese sentido, detalla que están trabajando con dos tipos de poblaciones: los pacientes que les derivan de Primaria y «todo aquel trabajador, sanitario o no, que haya estado expuesto durante este tiempo al virus y la incertidumbre y carga laboral que ha generado». Estos últimos tienen la opción de contactar directamente con ellos, y además de la consulta individual, telemática o presencial, ofrecen sesiones grupales para descongestión emocional.

Este psiquiatra considera que el hecho de que los profesionales del ámbito sanitario puedan tener conexión directa con sus extensiones telefónicas y que el programa cuente con un email propio, que puede ser utilizado por los médicos de Primaria y el propio personal, «agiliza el proceso de derivación» para una atención temprana, ya que «gestionamos nosotros mismos las citaciones».

Satisfacción

La doctora Irene Muñoz León, una de las coordinadoras de la misma iniciativa en el Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid , se muestra satisfecha con los resultados obtenidos, pese a reconocer que al principio les costó mucho que los profesionales pidieran ayuda. Con el fin de «enganchar» y que aprendieran a reconocer sus emociones en medio del sobresfuerzo diario al inicio de la pandemia, la facultativa echó mano de ocho ilustradores para elaborar una guía que facilitase su introspección y autocuidado. Desde su puesta en marcha, el número de intervenciones en el Área Oeste de Valladolid enmarcadas en el este proyecto superan las 1.200 y han sido cerca de mil los profesionales inscritos en las tres ediciones del programa de Mindfulness on-line.

A las consultas, telemáticas o presenciales, se han sumado terapias grupales, talleres y sesiones de Mindfulness

Detalla esta facultativa que si al principio quienes requerían su ayuda llegaban con síntomas de alteración del patrón del sueño, así como «angustia, ansiedad, cansancio y estrés», ahora mismo están viendo «más trastornos adaptativos y episodios depresivos», y esperan que vayan apareciendo, «no masivamente, aunque no sabemos en qué cantidad, trastornos de estrés postraumático», ya que éstos pueden darse desde una semana hasta 30 años después de la causa desencadenante. «La incertidumbre que padecimos, y todavía se padece en mayor o menor medida, es una fuente de un miedo racional muy humano, asociado a lo desconocido. Si a esto le sumas las limitaciones a nivel social, el aislamiento impuesto, y el ambiente constante de tensión y crispación, es un caldo de cultivo excelente para las patologías ansiosas y depresivas, llegando incluso a la ideación de la muerte en tiempos de crisis», explican los doctores Sergio Núñez y Esther Turrado, quienes añaden que «actualmente tienen pacientes con trastornos adaptativos, fobias muy específicas secundarias a la exposición al virus, pero también trastornos obsesivos que se han descompensado o, incluso, síndromes de estrés postraumático».

Perfil del profesional afectado

En cuanto al perfil del profesional del ámbito sanitario que más ha recurrido a su ayuda, la psiquiatra Irene Muñoz especifica que en el ámbito de la atención hospitalaria «sí» que han recibido más profesionales que están en esa «primera línea» en la lucha contra el Covid, pero «en extrahospitalaria estamos viendo mucha enfermería y médicos de Primaria sometidos a muchísima presión asistencial». «No siempre el más expuesto es el más afectado, ya que han cambiado las funciones de muchos de nosotros para ajustarnos a la crisis sanitaria», opina el doctor Núñez: «Vemos sentimiento de culpa en Enfermería por no poder ofrecer cuidados y atenciones que antes sí podían, sólo por el mero hecho de no poder estar en las habitaciones; vemos médicos con elevada frustración por no comprender el virus y tener muy pocas armas efectivas contra él...».

Con el paso de los meses se han dado cuenta también de que «los picos en la demanda de nuestra atención no se corresponden con los de la propia pandemia, apuntan los facultativos del hospital leonés: «Durante la primera ola, las peticiones, aunque no eran pocas, tampoco crecían al ritmo que esperábamos. Curiosamente, cuando los ingresos bajaban, o tras la aparente calma al inicio del verano, era cuando parte del personal apreciaba la repercusión efectiva».

Variabilidad de casos

En cuanto al tipo de apoyo que están necesitando, coinciden los profesionales de los respectivos Servicios de Salud de los hospitales vallisoletano y leonés que «cada caso tiene una gran variabilidad». Lo primero, detalla la doctora Muñoz, es valorar el tipo de ayuda que necesitan, «si es algo más psicológico, más farmacológico o ambos». «En algunos» han mantenido una media de cinco consultas antes de valorar el alta. «Confiamos en ser intensivos, proponer pautas para recuperar el funcionamiento previo y dar la posibilidad de pedir nueva cita si fuera necesario», apunta al respecto el doctor Núñez. La facultativa Muñoz León lo refrenda: «Hemos tenido de todo, seguimientos largos y altas que luego han tenido que volver».

María reconoce que «no siempre» siguió todas las indicaciones de los doctores, «y quizás por ello la recuperación se demoró más en el tiempo». No obstante, cree que la «profesionalidad» del equipo que la atendió le dio «ánimos y fuerza para seguir». A día de hoy, esta trabajadora social ha retomado su vida y rutina diaria, «no exenta de dudas, pero el saber que están ahí y puedo contar con ellos me da mucha tranquilidad».«Estamos muy orgullosos con el despliegue y funcionamiento del programa», subrayan el psiquiatra y la psicóloga clínica del hospital leonés, recordando la «odisea» que fue ponerlo en marcha y difundirlo. Pese a todo, «y aunque algo más lento de lo que nos gustaría, creemos que hemos llegado a toda la población diana y seguimos funcionando de una manera ágil». Destacan el enlace que se ha forjado como referentes para el personal sanitario: «Pensamos que para un hospital como el de León es un sello de calidad el tener una vía directa para que sus trabajadores puedan tener el apoyo necesario».

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