Ignacio Miranda - Por mi vereda

¡Santiago y cierra Madrid!

«Para que lo sepan los jóvenes, «El Viti» viene a ser al toreo lo que Induráin al ciclismo, lo que Nadal al tenis»

Un momento del homenaje de esta semana en Madrid José Ramon Ladra

Uno de los mejores termómetros para comprobar lo idiotizada que se halla nuestra sociedad está en internet y las redes sociales, donde fluyen libremente informaciones banales sin contrastar o incluso noticias falsas. Cuando te pones a buscar españoles célebres llamados Santiago aparecen Ramón y Cajal, Carrillo, Segura y Auserón. A alguien, en un gazapo imperdonable derivado de las carencias de las LOGSE, se le han pasado Rusiñol, el pintor, y Martín «El Viti», matador de toros salmantino que abrió dieciséis veces -sí han leído bien- la puerta grande la plaza de las Ventas de Madrid por su magisterio clásico.

A sus ochenta años, luce una cabellera repleta de canas que impone respeto, como la de Domingo Ortega . Habla despacio, con la palabra justa, con la parsimonia del castellano eterno, austero, universal. Piensa y siente en torero. Ama profundamente al toro. Está agradecido a Dios. Admira a los ganaderos. Ha sabido encajar las cornadas de asta y las del destino. Tiene la humildad de reconocer los méritos de sus compañeros: el arrojo desmedido de Diego Puerta , el empaque de Antonio Ordóñez , el temple de Paco Camino. Defiende sin remilgos el toreo ante la presión de los animalistas. Afirma que para abrir la puerta grande de Madrid no hay otro secreto que la voluntad de querer triunfar: «No basta con torear bien. Hace falta la ambición del triunfo».

El maestro de Vitigudino ha vuelto al coso neomudéjar de la calle de Alcalá para recibir el afecto de la afición más exigente del mundo , al cumplirse cuatro décadas de su retirada. Un merecido homenaje plasmado en una exposición que recorre su brillante trayectoria por los ruedos, por un magisterio inigualable, una portentosa mano izquierda, una sobriedad de pátina belmontina. En el recuerdo de los tendidos, en la memoria colectiva de las gradas, en el alma y la retina del público. Todo arte es expresar los que llevas dentro. Emocionas si sientes. Para que lo sepan los más jóvenes, «El Viti» viene a ser al toreo lo que Induráin al ciclismo, lo que Nadal al tenis. ¡Santiago y cierra Madrid!

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