Santiago Segura, bromea sobre el Roel de Honor: «Me lo han dado por pesado, por aburrimiento»
El actor, director y productor se declara «feliz» de recibir el Roel de Honor de la Semana de Cine de Medina
Para Santiago Segura recibir premios es cuestión de tiempo. «Si tienes paciencia te los dan todos por pesado, por aburrimiento. Voy a predecir ya que me van a dar el Goya de Honor si llego a los 85», aseguró entre bromas antes de recibir el Roel de Honor de la Semana de Cine de Medina del Campo (Secime).
El director, actor y productor confesó sentirse «feliz» y recoger el reconocimiento con «alegría y buen talante». «Creas un vínculo de cariño hacia los primeros públicos que tienes», señaló. Segura cuenta entre sus primeros espectadores con los de la Secime, donde presentó su segundo largometraje, «Perturbado» en 1994 y adonde regresó un año después con ‘El purificador’, que se llevó el trofeo al Mejor Montaje.
A diferencia de otros directores que tras saltar al largometraje regresan de cuando en cuando al corto, Segura no se lo plantea: «Los hice, y me gusta mucho el formato, pero tal y como está concebida la industria no lo veo». Aunque lo que ahora buscan los jóvenes en la red son historias de tres minutos, su concepto del cortometraje exige 18 o 20 minutos, y eso «comercialmente es más complicado», precisó.
Por el momento, el director está en la fase final de su próximo proyecto, la segunda parte de «Padre no hay más que uno », que se estrenará el 17 de julio.. La nueva película llegará a la cartelera con el subtítulo de «La llegada de la suegra» (interpretada por Loles León).
Antes de recibir de manos del alcalde de Medina, Guzmán Gómez, el máximo reconocimiento del festival, Santiago Segura mantuvo un encuentro con medios de comunicación y con alumnos de un colegio público de la localidad y respondió con humor a las preguntas de los niños. Hubo tiempo para recordar el germen de su vocación, cuando creía que «el cine estaba reservado a personas tocadas por los dioses«, pero descubrió que un compañero de colegio hacía cortometrajes, ahorró 900 pesetas y se compró una cámara en el Rastro. Nunca pensó que podría dedicarse a ello, aunque se propuso hacer algo que le gustase y lo consiguió.
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