Salvador Rus Rufino - Opinión
Educar los sentidos y los sentimientos
«Las enseñanzas artísticas nos muestran la verdad del ser humano y nos redimen de la barbarie»
Las artes enseñan a los niños que su sello personal es importante y que hay varias respuestas a las preguntas y varias soluciones a los problemas. En las artes, la diversidad y la variabilidad ocupan un lugar central». Esta sencilla reflexión de Elliot Eisner sirve para introducir un tema ampliamente debatido: la necesidad de introducir en el curriculum de los alumnos más jóvenes las enseñanzas artísticas. Se ha dicho que la sensibilidad estética es tardía en los niños y que es mejor enseñarles a trabajar con las manos para desarrollar su creatividad e imaginación, pero hay que enseñarles arte para estimular ambas cualidades.
En una creación artística de cualquier tipo, incluso en las más efímeras, se encuentra siempre el sello peculiar, distintivo y exclusivo de la visión del artista. Sabemos distinguir las obras arte por el estilo de su autor. Tal cuadro es de Velázquez y tal otro es de Tiziano. Esta catedral es gótica y aquélla es románica. En toda obra de arte, en toda creación artística, se aprecia un diálogo del autor con aquello que quiere representar y con el que contempla la obra de arte. Por eso es necesario enseñar a mirar, enseñar a escuchar y enseñar a sentir, porque de esa forma se estará captando qué es lo que el artista quiere decirnos, quiere expresar, por qué abre su alma para que la veamos en su totalidad. Formar alumnos que sean capaces de entender el paso de la intención a la creación, de la idea a la realidad, del ser en la mente, al ser percibido, es una tarea apasionante que llena una vida.
El arte conduce a los seres humanos de lo cotidiano a lo sublime. El verdadero artista se muestra, se desnuda, en su obra de arte. Dice claramente a quien contempla su obra: este soy yo y me presento como ves, sin dobleces ni engaños, con mis aciertos y mis errores, dispuesto a aceptar la crítica y a mejorar en la próxima creación para que otros seres humanos como tú recorran el camino de lo ordinario a la contemplación de la belleza. En esa participación que supone ver y apreciar lo bello, el espectador también hace suya la obra arte, en cierta manera, aprehende el alma del autor. Un simple «me gusta» indica que se ha establecido una conexión permanente entre creador y espectador. El arte muestra al estudiante que profundiza en él, que se familiariza con él, que hay diversas formas de expresar la belleza y todas válidas. La diversidad es manifestación de un lado, de que un solo ser humano no puede agotar la belleza; de otro, muestra la complementariedad, el ser humano necesita de otros para tener una visión exacta y ponderada de la belleza. Así se inicia el fantástico viaje que nos lleva a apreciar lo hermoso, lo bello, para alcanzar lo sublime.
El arte nos explica y nos descubre quiénes somos, por qué somos y por qué somos como somos. Y el artista, el verdadero artista desnuda su alma entera y lo hace sin pretensión alguna, sin jactancia, sin deseo de apabullar al espectador. Lo hace porque necesita expresar la belleza para deleite de todos. Las enseñanzas artísticas nos muestran la verdad del ser humano, nos convierten en más humanos y nos redimen de la barbarie.