El saldo migratorio de la Comunidad vuelve a ser positivo seis años después
El número de ciudadanos que llegaron a la región en el segundo semestre de 2017 superó a los que abandonaron Castillla y León
En medio de un panorama demográfico desalentador que, dato a dato, se vuelve cada vez más sombrío , una estadística conocida esta semana ha venido a trastocar ligeramente la pesimista tendencia que persigue a Castilla y León en los últimos años. Aunque la realidad muestra a las claras que la pérdida de población va a continuar en los próximos años en la región, uno de los tres factores estructurales clave (junto a los nacimientos y los fallecimientos) para que la situación pueda empezar a revertirse experimentó un repunte inesperado en el segundo semestre de 2017. Se trata del saldo migratorio; es decir, en la diferencia entre los ciudadanos que se instalan a Castilla y León y los que se van a vivir a otro lugar.
En concreto, la Comunidad logró en ese periodo incorporar a casi 800 personas más de las que se fueron, algo que no sucedía desde el segundo semestre de 2010 , pero que antes de esa fecha -ya en plena crisis- era lo habitual por la masiva llegada de inmigrantes. En esta ocasión, de nuevo la llegada de más extranjeros, muy reducida en los últimos años, ha sido la clave principal, aunque no la única, para dar la vuelta a una estadística que, en todo caso, sólo sirve para paliar ligeramente un elevado y constante descenso de población fruto esencialmente de los repetidos «récords» negativos en el número de alumbramientos que se registran en la Comunidad.
En números globales fueron 7.557 los ciudadanos procedentes del extranjeros, que llegaron a la región entre julio y diciembre del pasado año. En sentido contrario, fueron 4.333 los residentes en la Comunidad que se marcharon a otros países, dejando un saldo positivo de 3.224 personas, el más elevado desde el inicio de la crisis y después de que en varios semestres fueran muchas más las personas que emigraban al exterior de las que llegaban desde fuera.
Además, también se reduce considerablemente el número de españoles residentes en Castilla y León que dejan España para irse al extranjero. Tras alcanzar un tope de 2.322 en el primer semestre de 2015, la cifra de emigración nacional desde la Comunidad no ha dejado de caer hasta situarse en 1.410 en los últimos seis meses de 2017.
En la misma línea, el número de retornados -ciudadanos españoles que residen fuera del país y se trasladan a Castilla y León- también se ha incrementado, hasta llegar a los 1.274, lo que supone la cantidad más elevada desde que el Instituto Nacional de Estadística (INE) ofrece este tipo de datos (2008).
En cambio, como ha venido sucediendo en los últimos años de forma constante, continúan siendo más los que dejan la Comunidad para vivir en otro punto de España que los que vienen de otras regiones a Castilla y León, con un balance final de 2.419 ciudadanos más que se instalaron en otros puntos de España de los que vivían en otras autonomías y eligieron como destino a la Comunidad.
Mejoría interautonómica
Respecto a los 10.528 que se trasladaron a la región hay que señalar que fue la cifra más elevada en los últimos seis semestres, mientras que los 12.947 que se fueron a otro punto del país suponen el número más bajo entre julio y agosto desde el año 2008, por lo que se puede concluir que las diferencias se empiezan a acortar, aunque aún sean más los que salen que los que entran de la Comunidad dentro de España.
Por provincias, el saldo migratorio interior fue negativo en todas las provincias salvo en Soria (+7), con Valladolid y Segovia a punto también de conseguirlo. Por el contrario, León y Zamora fueron una vez más las que peor paradas salieron, con un diferencia entre los que llegaron y se fueron de 800 y 400 personas, respectivamente.
Sí hubo un pleno en positivo de los nueve territorios respecto al extranjero. En este caso, Burgos se situó a la cabeza, con 656 ciudadanos más que llegaron de fuera de España de los que se fueron a otro país. Valladolid se posiciona a la cola, con 68.