Sanidad
Sacyl reserva dos millones para tratar casos en centros privados nacionales y extranjeros
Se trata de situaciones excepcionales por su complejidad o para las que no existen concierto económico
La sanidad pública y gratuita también implica en algunos casos, los más excepcionales, que un paciente busque el tratamiento a su enfermedad allá donde se encuentre, independientemente de las fronteras autonómicas o, incluso, nacionales y de que se trate de centros públicos o privados. Para estas situaciones, las administraciones disponen de partidas presupuestarias con las que atender la aplicación de aquellas técnicas sanitarias que por su complejidad son escasas y están muy localizadas.
En Castilla y León, cada año se reserva un techo de gasto de unos dos millones de euros al pago puntual de tratamientos en la sanidad privada dentro y fuera de la Comunidad para los que la Consejería de Sanidad no tiene firmado concierto alguno. Se trata de los denominados «gastos sin concierto» de la gerencia de Salud de Área y «otros gastos de la Gerencia de Atención Especializada» con los que se hace frente al coste de las actuaciones en centros privados con los que no hay contrato vigente para las prestaciones que se realiza, bien por que se trata de intervenciones que tienen carácter de urgencia o son muy complejas, o porque no existen casos suficientes para ser objeto de concertación por los procedimientos habituales. En algunas circunstancias también ocurren situaciones añadidas en las que un suceso inesperado (una avería o renovación) obliga a derivar determinadas intervenciones que, en principio, no estaban previstas. Para este conjunto de actuaciones, el pasado año Sacyl gastó más de 880.000 euros. La provincia de León acaparó la mayor cantidad, con 710.043 euros, debido a la externalización de la rehabilitación para la que no existía concierto. No obstante, la intervención más repetida corresponde a la radiocirugía estereotáxica (para los casos de tumor cerebral en los que se emplea una técnica muy precisa) que hasta ahora no se realizaba en Castilla y León y obliga a realizar las operaciones en hospitales de Madrid o en la Clínica de Navarra, a donde también se derivan casos de melanoma. Estos sofisticados procesos, no obstante, comenzarán a realizarse en los hospitales de Burgos y Salamanca. Otros tratamientos incluidos en estos conceptos son los «lung+synchony pulmón» o la «toxina distonia». En 2014 el gasto de Sacyl en estas derivaciones fue menor ya que no llegó a los 400.000 euros.
La Consejería de Sanidad tiene definido el protocolo por el que un paciente acaba siendo derivado a un centro distinto al que le corresponde, nacional o, incluso, internacional. Así, según explicó a ABC el gerente regional de Salud, Rafael López Iglesias, el médico es el que indica el tratamiento que debe recibir un paciente y si se dispone del procedimiento en su hospital de referencia de Castilla y León o se tiene que buscar fuera de la Comunidad. Si no se encuentra un centro público en todo el territorio nacional, la siguiente opción pasa por la sanidad privada, dentro o fuera de la región. El último eslabón posible es el extranjero. En todos los casos, una vez que la Consejería de Sanidad autoriza el tratamiento, su coste, si existiera, es asumido íntegramente por las arcas públicas. En cuanto a los gastos de desplazamiento y manutención de los familiares, se pueden recibir ayudas que serán en función de la renta.
Durante este año, la Consejería ha autorizado 15 derivaciones al extranjero, las mismas que el año anterior. Siete pacientes proceden de Burgos y son tratados en centros de Italia, dos en Francia y otros tantos en Alemania e Inglaterra. Entre los casos de mayor gravedad se encuentran dos Cardomas de Clivus que se han derivado a Orsay (Francia), si bien también se incluyen tratamientos para desplazados por trabajo o estudios. De León han pasado las fronteras nacionales otros tres pacientes con destino a Bélgica, Francia y Suecia; en Palencia uno que se trasladó a Bélgica; en Salamanca tres, a Reino Unido, Italia y Suiza; y otro de Valladolid, a Francia.
Rafael López asegura que el límite a un tratamiento «está en lo que los profesionales indiquen y en que el coste-eficacia esté demostrado». A partir de ahí, la sanidad pública busca los recursos necesarios para el tratamiento del paciente. Así ocurre, por ejemplo, con Ana una pequeña de tan solo 18 meses que reside en la localidad burgalesa de Modúbar de la Emparedada y a la que la Junta ha autorizado un tratamiento en Orsay (París). Lucía, una leonesa de siete años, también ha tenido que viajar hasta Madrid acabar con un cáncer, al tiempo que recibe en Barcelona, gracias a una Fundación de investigación, un tratamiento experimental.