Guillermo Garabito - LA SOMBRA DE MIS PASOS

Rock & Roll Star

«Sánchez quiere ser el próximo protagonista de algo de Netflix, de cualquier cosa. Llenar festivales. Comer alitas en el Falcon como si de Julio Iglesias se tratase»

Guillermo Garabito

Los políticos se enamoran en campaña electoral. Les entra una efervescencia que los trae locos y se aprietan la agenda como si la política se les fuera a acabar igual que se acaban los amores de una noche. Porque el amor con el votante –a casi todos– se les pasa después de votar. El afiliado es una groupie. Los políticos tienen este afán de multitudes que siempre me ha llevado a pensar que, a la política, se dedican las estrellas del rock que no llegaron. Pero luego te fijabas en Mariano y la teoría se caía. Mariano quizás fuera el último político que nunca quiso ser otra cosa . Por eso le plantearon a Rajoy una moción de censura; porque era un hombre de pocas palabras y de pocas multitudes. Nunca fue para estrella del rock y eso ponía nerviosos a estos de la nueva política.

A los políticos les gustan tanto las plazas porque sueñan que en vez de mítines dan conciertos. Que en vez de agitar banderolas, entre el público, hondean sujetadores. Ha empezado tan encendida la campaña que no descarto que algún candidato acabe antes del 26 en el hospital porque saltó desde un escenario de subidón al llegar a los aplausos al final de un mitin. Y el votante no está, claro, para que le sigan oprimiendo con más cargas.

Piense el lector en Pablo Casado tocando el bajo en «El Hormiguero». Ayer en Valladolid demostró esta teoría de las plazas en una erigida a base de siglos y de historia repleta de gente. Porque si Santiago Abascal –que quiere ser una estrella y en vez de salir en las portadas le esculpan estatuas ecuestres– se va a Covadonga, Casado le habla a España desde la capital del imperio que es la Plaza de San Pablo en Valladolid. Después está el cartel de Pedro Sánchez . Sánchez quiere ser el próximo protagonista de algo de Netflix, de cualquier cosa. Llenar festivales. Comer alitas en el Falcon como si de Julio Iglesias se tratase.

El manual psicológico de una estrella del rock lo escribió Loquillo en el 81. Y la prueba es que cuando uno piensa en Pedro Sánchez la canción parece compuesta a medida: «Has tenido suerte de llegarme a conocer / creo que a nadie le gusta el nacer para perder / abrirás una revista y me encontrarás a mí…» Sólo hay que cambiar un par de palabras a continuación y todo sigue encajando: «Invertiré mucha pasta me dice mi» suegro / «con el objeto de hacerme» presidente del Gobierno. «Me dice yo te haré rico, tú sólo has de cantar bien…» Y eso andan los políticos estos días de campaña. En entonar, en no decir demasiadas bobadas porque con tantas horas de carretera y Falcon uno ya no sabe ni en qué plaza torea.

Para ser político, como para ser una estrella del rock hay que enamorarse de la carretera y del coche oficial . Y de la primera rubia que te ponga ojitos atraída por el cargo.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación