Salvador Rus Rufino - Un tiempo propio
Recuperar la esencia política
«Los ciudadanos en una época de incertidumbre y cambios profundos quieren más que nunca un horizonte de sosiego y estabilidad»
Los partidos afinan sus programas, sus mensajes y sus estrategias para concurrir a las elecciones municipales, autonómicas y europeas el próximo 26 de mayo. El resultado de los pasados comicios de Andalucía ha obligado a todos a replantearse la campaña electoral, a cambiar sus propuestas, a moderar algunas actitudes y, en definitiva, a modificar la forma de dirigirse a los electores, porque ahora ningún resultado es previsible, todo está abierto. La pregunta que los responsables de las elecciones en los partidos se hacen es, ¿qué quieren los ciudadanos? Pero mejor sería preguntarse, ¿qué puede ofrecer el partido X a unos electores más exigentes y menos fieles?
Vivimos un momento en el que los partidos deben volver a la esencia de la política. Esta se resume en servir a la comunidad por encima de los intereses particulares. Servir en política a los ciudadanos implica, en el caso concreto de Castilla y León, defender la Comunidad y a sus habitantes tratando de conseguir para ellos las mayores cotas de bienestar. Establecer una igualdad real entre el ámbito ciudadano y el rural. Tratar de llevar todos los servicios hasta el último rincón de la Comunidad. Pero, sobre todo, los políticos tienen que hablar con los electores, escucharles y actuar buscando el bien de ellos, sin imponer ideas de laboratorio que suelen considerarse más de lo mismo y a nadie le interesan.
En suma, defender a la Comunidad y desde la Castilla y León preservar la identidad nacional, la forma de Estado y gobierno y los principios que se recogen y fundamentan el texto de la Constitución de 1978.
Los ciudadanos en una época de incertidumbre y cambios profundos quieren más que nunca un horizonte de paz, sosiego y estabilidad.
La estabilidad se consigue cuando las propuestas, los programas y los proyectos nacen de la experiencia y de un análisis profundo y objetivo de la realidad social. Entonces las promesas generan confianza. Estas son las claves que debe manejar un político en sus mensajes y en sus intervenciones.
Recuerdo cómo un partido que arrasó en las elecciones de 1982 propuso una utopía irrealizable: crear ochocientos mil puestos de trabajo. El chiste que perduró fue que lo que prometieron fueron ochocientos o mil.
Ahora más que nunca, los ciudadanos exigen políticas concretas, realizables, que busquen el bienestar y garanticen un horizonte de tranquilidad y estabilidad institucional. En definitiva, piden realismo y coherencia a los políticos para darle su confianza en forma de voto. Los partidos políticos que basan su estrategia en alentar el enfado, el voto anti todo o que surge del enfado con la situación, no suelen buscar soluciones a los problemas, sino que se limitan a señalar fallos, errores y carencias.
En el mejor de los casos, sus líderes abusan del ingenio y la ironía, pero carecen de fondo y, a veces, hasta pierden las formas. Sus mensajes son eslóganes de campaña que se los lleva el viento y se olvidan el día después de las elecciones.
Un voto enfadado no arregla nada. Da un toque de atención, pero no soluciones. Ahora no se necesitan toques de atención sino buscar mejorar y garantizar una sanidad de calidad para todos, unos servicios sociales que no excluyan a nadie, una educación que mantenga la calidad de las evaluaciones internacionales, fomentar el empleo mediante la atracción y retención de talento, coordinar las actividades entre la universidad y la empresa para generar innovación y puestos de trabajo, fomentar la natalidad con medidas que concilien la vida laboral con la familiar., y un largo etcétera.
Los partidos tienen cinco meses para ganarse la confianza, generar credibilidad y mostrar su capacidad para proponer políticas que originen estabilidad institucional y social para los castellanos y leoneses, que se traducirá en progreso, bienestar y riqueza.