Antonio Piedra - No somos nadie

La Razia

Nuestro Pablo Iglesias no se anda a la zaga, pues el exterminio como razia forma parte esencial de su bagaje histórico y científico

Lo habíamos olvidado después de tantos siglos. Menos mal que llegó Pablo Iglesias a Segovia en septiembre de 2013, y con él recuperamos la palabra y el sentido que tiene en español la expresión razia o razzia que se usaba desde el 711. Aquí, en Castilla y León, tenía además la acepción de aceifa o acefa, que en árabe significa verano. Es decir, la fecha ideal que tenían los moros para hacer incursiones militares, matar gentes, desolar paisajes, incendiar cosechas y bosques, amedrantar al infiel, robar sus pertenencias e imponer ideología política y religiosa en nombre de Alá y del Califa. No hay ciudad en Castilla y León que no conserve memoria de estas desolaciones morunas a sangre y fuego. Ninguna.

Hasta que, como digo, llegó Pablo Iglesias a Segovia -ya 4 años- y recuperó el sentido moderno de razia con estas palabras como broche al glorioso verano podemita: «Cuando acabemos con esta charla, en lugar de mariconadas del teatro, nos vamos de cacería a Segovia a aplicar la justicia proletaria, que es lo que se merecen unos cuantos». Más o menos, así se explicaba también un célebre peronista argentino, llamado Herminio Iglesias , rematando sus mítines fascio-comunistoides: y esto se cumplirá «conmigo o sinmigo». Total, que los argentinos, a ritmo de tango malevo, lo bautizaron hasta el día su muerte -acaecida el 16 de febrero de 2007- con el nombre feliz de «Exterminio Iglesias».

Nuestro Pablo Iglesias -a quien el hortelano de mi pueblo, que como buen judío tiene las cebollas más lloronas del orbe, no le llama por deformación profesional ni Pablo ni Pablín sino «Cebollino Iglesias»- no se anda a la zaga, pues el exterminio como razia forma parte esencial de su bagaje histórico y científico. Los hechos no prescriben. El 28 de febrero del 2009 escribía Pablo Iglesias en su blog - titulado «El gesto de Antígona» - dos excrecencias textuales de rabiosa actualidad en consonancia con el inicio de la era Trump y con las ceremonias conmemorativas del viernes pasado por el Holocausto nazi. He aquí la primera perla cultivada: «La caída del Muro de Berlín fue una mala noticia para todos». Y la segunda agárrese que hay curva: «El Holocausto fue un mero problema burocrático». ¡Será h…!

Conclusión, señor@s, que la razia ocurrida en Murcia hace escasos días -una mesnada de energúmenos fascistas dando una paliza bestial a una joven por llevar la banderita de España en la muñeca-, según la aplicación hermenéutica de Exterminio Iglesias, no sería más que una buena noticia pues con esta «justicia proletaria» podrán levantarse otra vez muros de la vergüenza como el de Berlín, y el podemita Zapata , que debe ser de letras, podrá afinar la cuenta de cuántos judíos caben en un cenicero. O sea, que han vuelto las razias con las que Almanzor asolaba Castilla, que eran las mismas con las que Abderramán II arrasaba Murcia.

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