Crimen de Isabel Carrasco

Raquel Gago, entre rejas: firmeza judicial frente a su «verdad»

Clama por su inocencia en el crimen de Isabel Carrasco, pese a las tres sentencias en contra

Raquel Gago atiende a los medios minutos antes de entrar en prisión ICAL

ROSA ÁLVAREZ

«La gente de la calle debería saber la verdad, y la verdad no ha salido en este juicio», aseguraba Raquel Gago el pasado martes a punto de entrar en prisión. Además, invitaba a todos a «comprobar», a revisar el sumario para así, según ella, convencerse de su inocencia respecto al crimen de Isabel Carrasco . Pero, ¿cuál es esa verdad de la que habla Raquel y que, al parecer, no vieron ni el jurado popular ni los tres tribunales diferentes que la condenaron y que fueron, en teoría, los que más información han tenido sobre el caso?

Su figura, la más enigmática, ha despertado numerosas simpatías. Más de 1.700 personas han estampado su firma digitalmente favorables a su indulto y en las redes sociales se atropellan los comentarios entre los que aseguran tener la certeza de que tendría que haber sido absuelta y los que no se creen su versión y piensan que como cómplice de asesinato -como así lo estimó el Supremo- su lugar está entre rejas.

Lejos de las opiniones de cada uno, la parte verdaderamente real es que existen tres sentencias -la última en proceso de elaboración, pese a que ya se ha hecho público el fallo- y que ninguna de ellas es favorable a Raquel Gago. El Supremo ha sido el que se pronunciado de forma más reciente, condenándola a 14 años de cárcel; antes de este fallo llegó el del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León , que le imponía 12; y el primero fue el de la Audiencia Provincial de León, el más benévolo, que fijaba una pena para la entonces agente de Policía Local de cinco años de prisión por encubrimiento. Una decisión que resultó polémica por contradecir la voluntad del jurado popular, a la que se tendría que haber ceñido. Ellos -que presenciaron cada sesión del juicio, escucharon a la ristra de testigos que pasaron por la sala y conocieron todas las pruebas que se practicaron- fueron los que emitieron el veredicto que daba carpetazo al juicio: culpable.

Hasta 20 hechos desfavorables para la entonces acusada y que ellos dieron por buenos apuntalaron su decisión. No hubo unanimidad , pero la convicción de siete de los nueve miembros de este jurado fue suficiente para que ésta prevaleciera sobre la de los otros dos. Los jueces luego -al igual que tres tribunales de forma posterior- no creyeron la versión de la defensa de Raquel. No obstante, sí que respaldaron dos puntos que señalaban que su implicación en el crimen de la expresidenta de la Diputación y del PP de León no podía situarse al mismo nivel que la de las otras dos condenadas, Montserrat González -autora confesa- y su hija, Triana Martínez, que tendrán que cumplir 22 y 20 años bajo arresto, respectivamente.

Únicas dudas

En concreto, consideraron que aunque Raquel Gago «contribuyó a la muerte» de Isabel Carrasco, «lo hizo con una aportación no esencial o decisiva», es decir, que su intervención fue «prescindible e innecesaria»; y tampoco estimaron probado que hiciera seguimientos a la víctima en fechas o momentos anteriores a su muerte, rechazando la validez de un informe con errores de bulto que analizaba los posicionamientos de los teléfonos móviles de Carrasco, González, Martínez y Gago los días previos a ese 12 de mayo de autos.

Lo que sí que dieron por bueno fue que «conoció los propósitos homicidas» de Montserrat y Triana y «aceptó formar parte de un plan urdido por ellas para matar a Isabel Carrasco». Un argumento que apoyaron en una serie de hechos que la defensa de Raquel insiste en que no prueban nada pero que, valorados en su conjunto, el jurado consideró que tienen el suficiente peso indiciario como para convertirse en pruebas y justificar una condena. También dijeron sí, entre otras cosas, a que Raquel sabía de antemano que tenía el arma y fingió un hallazgo casual para entregarla y «alejar de sí toda sospecha».

Raquel, Triana y Montserrat se citaron justo antes del crimen ; tras despedirse, Raquel estuvo una hora junto a su vehículo a poca distancia del lugar del asesinato asegurando estar esperando para ir a una tienda a la que no fue; Triana la llamó desde un teléfono de prepago justo después de los disparos; se encontraron, le introdujo el bolso con el arma en el coche sin apenas mediar palabra o explicación; un testigo aseguró que Raquel tuvo que ver cómo Triana abría la puerta de su vehículo, pero después de saber que su amiga y su madre habían sido detenidas no miró en el coche ni vio el bolso hasta 30 horas después (pese a que hizo recados y abrió y cerró las puertas en varias ocasiones). Durante todo ese tiempo negó también haberse encontrado con las ya detenidas durante todo ese día, contando a familia y amigos que la habían invitado a comer, pero que no había ido, y una amiga que se subió a su coche la noche del crimen dijo no haber visto ni pisado nada donde un día más tarde se halló el bolso con el arma…

¿La condena de Raquel Gago se sustenta en un cúmulo de casualidades? Para muchos, sí, pero hasta el momento todos los que han tenido capacidad para decidir sobre el caso y su situación han pensado lo contrario.

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