Ignacio Miranda - Por mi vereda
Quédense con la copla
«En una entrevista previa al concierto, Martitio aseguraba que mucha gente progre se ha alejado de la copla por considerarla franquista»
Anoche estuvo inaugurando Martirio el programa musical «Noches de San Benito» de Valladolid, donde la intérprete onubense dejó patente de nuevo su talento artístico, su genio creador que, más allá de las peinetas posmodernas y sus inconfundibles gafas oscuras, compendia con admirable maestría la copla, varios palos del flamenco, el bolero, el tango o el jazz, porque domina diferentes registros. En una entrevista previa al concierto, la ex componente del grupo «Jarcha» aseguraba que mucha gente progre se ha alejado de la copla por considerarla franquista, y ahí pone el dedo en la llaga.
¡Cuánta razón tiene Maribel Quiñones en sus palabras! Entre el revisionismo histórico, la primacía de lo políticamente correcto y los complejos de la derecha hemos llegado a una confusión que roza lo esperpéntico. Parece ser que la tonadilla no existía antes de 1936 y que fue inventada, en consecuencia, por los propagandistas del régimen en plan No Do cantado. Vamos, que supuso un logro como el seiscientos, el Instituto Nacional de Industria, los embalses, los silos del SENPA, la concentración parcelaria, las pagas extraordinarias o la reválida, algunos de ellos de clara inspiración no sólo franquista, sino joseantoniana. Y claro, hay determinados nombres que siguen proscritos.
Por desgracia, en este solar ibérico tan proclive a utilizar clichés, colgar sambenitos y marcar con hierros candentes, resulta muy difícil combatir estereotipos aunque se haga mediante análisis rigurosos. Martirio, por su perfil transgresor, por su carácter intuitivo, ha sido una renovadora tanto de la copla como de otra música popular hispanoamericana, capaz de rescatar lo mejor de nuestro pasado, en folclore, para aderezarlo con estilos actuales y afrontar el futuro. Ahora sólo falta que la cuestionada clase dirigente vaya por el mismo camino.