El pueblo que ha tenido que esperar más de 40 años para el nacimiento de un bebé

Yerai vio la luz hace quince días en el municipio segoviano de Puebla de Pedraza, de apenas 50 habitantes, por lo que su nacimiento ha hecho «historia»

Iglesia de Puebla de Pedraza

I. JIMENO

Con apenas quince días de vida, el pequeño Yeray ya ha hecho historia. Su pequeña gran historia, la de inscribir su nombre en el Registro del Ayuntamiento de Puebla de Pedraza, un pequeño municipio de la provincia de Segovia , con menos de 50 habitantes, que hacía más de cuarenta años que no anotaba un nacimiento. Por lo menos dos generaciones largas llevaba guardado el volumen cuando el secretario municipal recibió la visita de Javier y Sandra para empadronar a su vástago en un pueblo en el que la media de edad «debe ser de más de 70 años». «Los más jóvenes tendrán casi sesenta, y son cuatro o cinco», señala Sandra. Y eso que estos padres primerizos -él procedente del cercano Rebollo y ella, de la también segoviana localidad de Cuéllar- ayudaron hace cuatro años a rejuvenecer el censo cuando decidieron instalarse en una localidad en la que no tienen raíces familiares, a la que en menos de un lustro han contribuido a mantener el padrón y no descartan seguir sumando.

Todos en el pueblo «están súper contentos» con la llegada de Yeray, a quien no le faltan el goteo de visitas de los vecinos, pendientes de «a ver cuándo salimos a dar un paseo» por las calles de este pequeño pueblo en las que ya ni recuerdan cuándo fue la última vez que vieron rodar por Puebla de Pedraza a un vecino, pues los fines de semana y en verano, sí llega más gente. «¡Va a tener muchas abuelas!», destaca la orgullosa madre. Y es que Yeray ha dado mucha vida a los pocos habitantes de este municipio . «¡Que le veamos crecer!», el deseo de sus comentarios.

Yerai, descansando en su cuna en su casa de Puebla de Pedraza

Hace tanto que no hay niños, que ni siquiera hay parque. Así que para cuando se vaya haciendo mayor , ya piensan en unos nuevos columpios . «Que por lo menos los coloquen al lado del gimnasio al aire libre de los mayores», dice esta joven madre a punto de cumplir los 30 que, por ahora, se ve en un futuro en este pueblo, por pequeño que sea. Y eso que el cambio fue «brutal» al trasladarse desde su Cuéllar natal , con más de 9.000 habitantes, a Puebla de Pedraza, con escasos 40 y que «¡no sabía ni dónde estaba!». «De tener prácticamente de todo, a un pueblo en el que no hay absolutamente nada».

«Calidad de vida»

«Al principio me costó un poco», pero ahora está encantada con «la calidad de vida» y el aire que respira, «sin contaminación» en el que confía en que crezca su hijo. «¡Eso vale mucho!», recalca. El panadero hace su reparto, también acude el pescadero... Llaman a la puerta, es de la farmacia, con el pedido. «Mira, te lo traen a casa», dice mientras acude a abrir la puerta.

Entre los inconvenientes, que «tienes que coger el coche para todo, aunque no haces pereza», explica. Al pediatra, a Cantalejo, a menos de diez minutos; y ya hace cálculos de que al colegio tendrá que ir a Cabezuela, a cinco minutos, donde Yeray se echará sus amigos para poder jugar con otros niños, además de con sus primos. Por el momento, el pequeño ha llenado de vida y alegría Puebla de Pedraza.

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