El PSOE pierde más de 100.000 votos y cede ante las plataformas localistas

Pasa de 35 a 28 procuradores, de los que cuatro los pierde en León y Soria ante las candidaturas provinciales. Nuevo fracaso que se suma al de la Comunidad de Madrid y primera derrota tras los cambios de Gobierno

Mapa calle a calle de los resultados de las elecciones de Castilla y León 2022

El PP gana, Vox decide

La vicesecretaria del PSCyL-PSOE, Virginia Barcones y el candidato del PSOE a la Presidencia de la Junta, Luis Tudanca valoran los resultados obtenidos por su formación en los comicios para Castilla y León EP | Vídeo: EP
Víctor Ruiz de Almirón

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El PSOE sigue retrocediendo y sufrió este domingo un nuevo varapalo en unos comicios autonómicos. Algo que ya es lo más habitual desde 2020. Los socialistas salen derrotados. Perdiendo más de 100.000 votos respecto a 2019 y con la certeza de que el resultado se llevará por delante a su líder regional, Luis Tudanca . Y nada de eso lo puede ocultar un resultado del PP muy por debajo de las expectativas. En estos comicios persistía la fractura en la derecha. Eso permitió a los socialistas ser primera fuerza en cuatro provincias: Burgos, León, Palencia y Valladolid. Pero fue insuficiente para superar al PP en el conjunto de la región: el PSOE de Pedro Sánchez sigue dando muestras de acusado desgaste. Y los cambios en el Consejo de Ministros y en su equipo de La Moncloa no han tenido réditos positivos en esta primera prueba con las urnas. La culpa ya no puede ser de Iván Redondo .

Es cierto que los socialistas no marcaron esta cita con grandes expectativas tras el adelanto electoral. Todo parecía encaminado a una victoria muy cómoda del PP. Pero desde el PSOE de Castilla y León empezaron a trasladar que las cosas no estaban tan claras. Ya en las dos semanas de campaña los socialistas cambiaron su enfoque. Especialmente la última semana. Olieron sangre. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez , solo tenía previsto participar en cuatro actos en la campaña. Para evitar darle un carácter nacional a los comicios. Pero en la recta final improvisó un acto más, concentrando así tres en los últimos tres días. Un empuje final ante la posibilidad de que la bajada del PP en los sondeos le permitiese ser primera fuerza en votos. Fue en vano.

Los socialistas no lograron rentabilizar la caída de Podemos. Ni atraer nada del desplome de Ciudadanos. Nueva frustración en la búsqueda del centro. Y en cambio se vio muy afectado por la mejoría de Unión del Pueblo Leonés y por la fuerte entrada de Soria YA! como primera fuerza de su circunscripción. En esas dos provincias se dejó el PSOE 4 escaños, 2 en cada una, respecto a 2019. Los otros tres los cede en Valladolid, Segovia y Salamanca. Muy condicionado por la entrada de Vox. Finalmente el PSOE cerró la noche el electoral con 28 procuradores y 362.028 votos (99% escrutado) que representaron un 30% del voto emitido. El PSOE logró en 2019 479.916 votos y 35 procuradores en las Cortes de Castilla y León. Con el 34,84% de los votos. Un resultado que le sirvió para ser la primera fuerza del parlamento a regional. Luis Tudanca conseguía así un hito, porque se trata de algo que no sucedía desde las primeras elecciones autonómicas en 1983. Cierto es, que en el contexto político actual se puede alcanzar la primera plaza con menos votos y escaños que en los tiempos del férreo bipartidismo. De hecho, el propio Tudanca atesoraba en su haber el peor resultado de los socialistas en la región. Lo registró en 2015 con 353.575 votos, 25 procuradores y un 25.94 %. Con los resultado de este domingo el PSOE se sitúa más cerca de su peor resultado que del buen dato de 2019.

En privado, fuentes del PSOE reconocían que el resultado ha sido «un golpe» y lo atribuían en gran medida a la atomización provocada por las plataformas provinciales. «¿De qué sirven tres escaños de Soria ¡YA!? ¿Dónde van ahora?» , se quejaba un dirigente. La vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra , compareció en Ferraz. Reconoció los malos resultados, hizo referencia a esa fragmentación pero se centró en defender que el resultado con el PP fue muy ajustado y que estaba lejos de su objetivo inicial: «La apuesta personal de Casado y Mañueco ha sido un rotundo fracaso» , dijo.

Una espiral descendente

Los resultados en Castilla y León consolidan una espiral descendente del PSOE en los comicios autonómicos que se han venido celebrando desde que en enero de 2020 Pedro Sánchez armó un Gobierno de coalición con Unidas Podemos que requirió del imprescindible beneplácito de fuerzas como PNV, ERC y EH Bildu . Un entendimiento que no se limitó a la investidura y que es la mayoría habitual del Gobierno en su desempeño parlamentario.

El 5 de julio de 2020 se celebraron las elecciones en el País Vasco y Galicia, aplazadas por motivo del Covid-19. Podemos redujo a la mitad su representación en el Parlamento de Vitoria y desapareció del de Galicia. Pese a eso el PSOE no solo no capitalizó esa subida sino que también retrocedió levemente. En torno a 4.000 y 3.000 votantes, respectivamente, se quedaron en casa. Un estancamiento claro. Pero el contexto es importante. Se compara con el año 2016. Tuvieron lugar en septiembre de ese año, un momento que puede catalogarse como el peor de la historia del PSOE. La repetición electoral de junio había dejado a los socialistas con 84 escaños en el Congreso de los Diputados. Y los malos resultados terminaron de romper el partido. Unas semanas después se produjo el trágico y célebre Comité Federal del 1 de octubre en el que Pedro Sánchez tuvo que dimitir. Es decir, el PSOE fue incapaz en 2020 con Pedro Sánchez ya en La Moncloa de mejorar el resultado que lograron en uno de sus momentos más pésimos. En ambos casos sin capacidad para recoger votos tras el desplome de Podemos. En los dos territorios el BNG y Bildu se consolidaron como alternativas por delante de los socialistas.

Tudanca, como Gabilondo

Casi un año después, las elecciones del 4-M en Madrid supusieron un revés sin paliativos. Superados por Más Madrid y con Podemos, aquí sí, mejorando resultados, l os socialistas se dejaron 270.000 votos . Un desastre que se producía dos años después de haber sido la primera fuerza. A Luis Tudanca le tiene que sonar lo que experimentó hace unos meses Ángel Gabilondo. Como en su caso, las de ayer fueron sus terceras elecciones como candidato. De Gabilondo ya sabemos que no habrá cuarto intento y que se le han encomendado nuevas tareas como Defensor del Pueblo. Tudanca fue refrendado por Pedro Sánchez en el reciente proceso de congresos regionales en los que el PSOE renovó sus liderazgos autonómicos menos competitivos. Su resultado de 2019 lo salvó. Además de la intuición de que Alfonso Fernández Mañueco no agotaría la legislatura. Una tesis de adelanto electoral inminente con la que el PSOE trabajaba desde el pasado mes de septiembre. Un cuarto intento en los próximos comicios parece improbable. El propio candidato, tras reconocer que el resultado «queda lejos» del objetivo, abrió la puerta a su marcha: «Tened claro que otros vendrán y que harán que el cambio llegue a esta tierra porque esta tierra la merece» .

La excepción a esta decadencia electoral fue el triunfo de Salvador Illa el 14 de febrero de 2021 en las elecciones al Parlamento de Cataluña. Pese a la victoria electoral, muy importante para el ánimo de un PSC que llevaba más de una década de travesía por el desierto, los datos cuantitativos limitan la capacidad del PSOE para atraer nuevos votantes. Illa pasó del 13% al 23% en voto, un aumento sin duda exponencial, pero en número absoluto de sufragios apenas logró 50.000 más. Y eso pese a que en esas elecciones los comunes, la marca de Podemos, perdieron 130.000 votos y Cs, con quien los socialistas sí compiten en Cataluña, se desplomó desde el millón de votos de 2017 a apenas 157.000 sufragios. Con más de un millón de votos abandonando los partidos con los que se intercambia electores, el PSC solo pudo arañar esos 50.000 sufragios. La incógnita a futuro se mantiene sobre si hay margen para el crecimiento. Una incógnita que se retroalimenta con los sondeos que se publican habitualmente sobre las expectativas del PSOE en unas elecciones generales. En todos ellos, el PSOE está por debajo del resultado obtenido en noviembre de 2019. Su esperanza reside en que un Vox muy fuerte pueda lastrar al PP y permita a los socialistas ser primera fuerza. También están convencidos de que con un Vox tan fuerte habrá electores denominados «templados», que recelarán del PP y con un Ciudadanos amortizado podrían refugiarse en el PSOE por «miedo» a Vox. El resultado de ayer refuerza esa visión .

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