Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos
Propinas
«Después llega Rajoy con las rebajas y condonando deudas. Y al resto de los que cumplieron se les pone cara de tontos»
Una hora más de luz al atardecer y una terraza debe de ser algo parecido a la felicidad de diario. A esa felicidad que se usa de lunes a viernes y que está en las cosas menores y en la cerveza fría al salir de la oficina.
Con Mariano Rajoy, según el CIS —ahora que lo reviso—, se irían pocos españoles a una terraza. Puede que por ello y afligido sea esta su manera de hacer amigos, porque no todo el mundo tiene facilidad para ganarse al personal y ser simpático. Y más si se cae en la cuenta esa de que «los amigos de mis amigos, son mis amigos». Montoro. Y piensa uno en Rajoy y Rajoy ya no es amigo… No vaya a presentarse con el de Hacienda en la terraza y aunque las cañas nunca salen a devolver terminen atragantándose.
Cumplir o no cumplir, esa es la cuestión. O no, porque en gallego todo depende y a uno le dicen que hay que cumplir con el déficit y cumple y por no gastar no gasta ni en metáforas de cinturones que apretarse; porque el Gobierno es prosaico. Pero después llega Rajoy con las rebajas y condonando deudas. Y al resto de los que cumplieron se les pone cara de tontos y no quieren ni mirarse en el espejo. Y todo se escuda bajo la solidaridad entre regiones. Se liberará a alguna comunidad en Semana Santa del presidio de la deuda porque no haber cumplido con el déficit no es delito de sangre. La sangre y el sudor para los que cumplieron.
Entre tanto el gobierno sopesa si condonar las deudas a las comunidades que lo solicitan o invitar a cañas, que quizá salga más barato. Juan Vicente Herrera habla de madres y madrastras. Y el debate más que de madres y del FLA, yo creo que es hablar de hijos díscolos, que es a los que se les termina dando la propina cuando amenazan con irse de casa.