Sociedad
Programa «Enlace»: el «oxígeno» de un encorsetado sistema de protección
Más de 130 jóvenes y voluntarios han pasado desde 2010 por este proyecto de la Fundación Adsis que busca arropar «emocional y humanamente» a menores de centros
El cumplimiento de una pena por un delito llevó a José Ángel Acero al Centro Los Manzanos para menores infractores. Allí, estando bajo libertad vigilada, sus tutores le propusieron la visita de una voluntaria. Al principio, la relación entre él e Irene Vicente, su «mentora», era fría, distante. «No hablábamos mucho, aunque prefería que me sacase a estudiar a la biblioteca que quedarme en el centro». Poco a poco este «acompañamiento» se fue afianzando y ayudó a este joven desencantado de la vida a centrarse. Hoy es un chico de 19 años que ha terminado sus estudios y ha comenzado a trabajar en Renault.
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José Ángel e Irene forman parte del Programa Enlace que la Fundación Adsis puso en marcha en el año 2000 para apoyar a los jóvenes que salían del sistema de protección. «Veíamos importante que tuvieran una referencia adulta a la cual acudir para apoyarse. Son muchas las situaciones, a veces de incertidumbre, que tienen cuando se lanzan a vivir de manera independiente».
Pionero en España
Cuando empezaron, hace casi veinte años, no había nada similar a nivel nacional. «Fuimos mamando la experiencia de otros países que van por delante de nosotros en esto de la mentoría», explica la directora de la Fundación Adsis en Valladolid, y añade que una de sus claves está en que «el voluntario no es padre, ni madre, ni amigo ni hermano. Es una referencia donde los vínculos afectivos hacen que cuenten el uno con el otro».
Irene Vicente llegó al programa porque quería hacer un voluntariado con jóvenes. «Todo lo que me ofrecían era apoyo escolar. El programa Enlace me pareció que llegaba un poco más y, sobre todo, para mí era importante que no tuvieran en cuenta el perfil profesional». Así, esta joven se convirtió en uno de los 34 voluntarios que a fecha de hoy forman parte de esta iniciativa. Además de José Ángel, Irene ejerce el voluntariado con Fátima ,una niña de 12 años -ejercer la mentoría con dos jóvenes no es lo más recomendable, pero a veces las necesidades obligan-.
«El voluntario no es padre, ni madre, ni amigo ni hermano. Es una referencia donde los vínculos afectivos hacen que cuenten el uno con el otro»
Si bien comenzó atendiendo exclusivamente a jóvenes de 16 a 21 años, desde 2013 el Programa Enlace se amplió para ofrecer acompañamiento a menores de 9 a 15 años. Aunque la Junta de Castilla y León apuesta desde hace tiempo por favorecer el acogimiento familiar de estos menores frente al tutelaje por parte de la Administración, no siempre es posible, y la situación se complica a medida que crecen. «Hay niños muy pequeños que se incorporan a vivir en un centro y no reciben llamadas ni visitas de nadie, así que los centros recurren al Programa Enlace», señala Aurora Corona.
Respecto al perfil del voluntario, Zaida, una de las técnicos de Adsis, detalla que ante todo buscan una persona empática, con capacidad de ponerse en el lugar del otro. «Antes nos fijábamos más en la edad y buscábamos un referente adulto joven, pero con tiempo nos dimos cuenta de que era una cuestión más de perfil que de edad». No obstante, matiza, «pedimos que tengan más de 23 años y una previsión de permanecer en el programa al menos un año». Además, las personas que quieran acceder a este voluntariado deberán pasar por una formación básica inicial tras superar «una o dos entrevistas».
«La Gerencia Regional de Servicios Sociales ve que es eficaz y efectivo y que los chicos lo demandan porque se sienten arropados emocional, afectivamente y humanamente más allá de las paredes del centro»
¿Pero qué implica este voluntariado? «No implica una actividad concreta. Hay veces que el acompañamiento puede ser quedar a estudiar, otras veces tomar un café...», apunta Irene Vicente. «O ir al cine, a un supermercado o simplemente que me ayude a hacer un trámite», añade José Ángel.
Eficaz y efectivo
Dieciséis años después de su puesta en marcha, desde Adsis defiende que «está teniendo mucha repercusión». «Creo que los técnicos de menores y la propia Gerencia Regional de Servicios Sociales ven que es eficaz y efectivo y que los chicos lo demandan porque se sienten arropados emocional, afectivamente y humanamente más allá de las paredes del centro». Y Aurora Corona añade otro detalle: «De alguna manera este proyecto rompe con las estructuras cuadradas, cerradas y poco oxigenadas que a veces generan los propios centros de menores. Es el oxígeno para el sistema de protección». No obstante, matiza, «no estamos cuestionando el papel de los profesionales, lo estamos complementando». Tal es la experiencia positiva que José Ángel Acero ha tenido en estos tres últimos años que ya piensa que algún día devolverá esta ayuda en forma de voluntariado.