Educación
Profesores honoríficos: tiempo y experiencia
21 docentes jubilados estrenan durante el curso 2017-2018 este título, que les permite seguir colaborando con el sistema educativo sin obtener una remuneración a cambio
Están jubilados, sí, pero pueden seguir acudiendo para echar una mano al que ha sido su centro de trabajo o impartir formación a sus «colegas» docentes. Son los primeros 21 profesores honoríficos nombrados por la Consejería de Educación, que, durante este curso, colaboran en colegios e institutos de manera desinteresada, sin recibir remuneración, en diferentes tareas vinculadas a la que ha sido siempre su vocación. Se trata de una nueva figura puesta en marcha recientemente por el Gobierno autonómico para regular esta labor, que antes se hacía sin unas directrices claras, y para aportar seguridad jurídica a los voluntarios interesados.
Todos ellos tienen veinticinco años de servicio, no superan los setenta y han presentado un proyecto para poder desempeñar sus tareas, que pueden dirigirse a colaborar en un colegio o instituto concreto o a apoyar acciones de formación para el profesorado. En principio, su labor se prolongará durante todo este ciclo, pero la normativa establece que puede haber prórrogas hasta un máximo de tres años. De las veintidós solicitudes presentadas, sólo una fue desestimada por Educación.
La mayoría de los que han obtenido el visto bueno de la Consejería se dedicarán a tareas de formación en las diferentes provincias, mientras que sólo seis estarán en centros educativos. Éste es el caso de Emilio Serrano y Constantino de la Fuente, que ya han comenzado como profesores honoríficos en el Instituto Cardenal Mendoza de Burgos. El primero se jubiló hace tres años, pero nunca dejó de estar vinculado al que durante 36 años fue su centro de trabajo como profesor de Biología y otras optativas vinculadas a la comunicación audiovisual. Parte de sus funciones entonces era la de conservación del museo de historia natural del instituto, y así continuará haciéndolo este año junto a otro docente del centro.
Un apoyo para los nuevos
«Tiene un patrimonio muy rico y refleja también la historia de la educación, porque cuenta con materiales como minerales y rocas que se han usado siempre en las clases. Sería una pena echarlo a perder», asegura convencido. La experiencia es un grado y de eso tienen de sobra estos profesores honoríficos que pueden aportar «pequeños trucos» a los nuevos. Pero, también, pueden dedicar tiempo a lo que normalmente quienes están en activo no llegan.
Para Constantino de la Fuente, el instituto burgalés Cardenal Mendoza es como «una segunda casa». De hecho, perteneció a su equipo docente durante dos décadas y fue jefe de estudios también durante un largo periodo de tiempo hasta que se jubiló hace un año. Dio el paso para seguir colaborando porque, como profesor de Matemáticas, siempre le ha interesado acercar esta ciencia a los alumnos de una manera práctica a través de proyectos de investigación. Y ese mismo objetivo es el que tiene ahora en una actividad que ha tenido «muy buena acogida» por parte de los estudiantes. Ambos están dispuestos a continuar hasta que lleguen a los 70.
En la formación de otros profesores en materia de idiomas se centrará Evangelina Álvarez de Eulate, quien ha dedicado «su vida» a la Educación, al ser ésta su vocación desde muy pronto. Ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria como profesora de Francés y ahora intentará formar a los nuevos docentes en bilingüismo, innovación educativa y en materia de intercambios de idiomas, entre otros aspectos. Al igual que sus compañeros, ve un acierto el impulso de esta nueva figura, que permite oficializar la colaboración de aquellos que quieren seguir ligados a la Educación hasta que les permitan sus fuerzas.
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