Un testigo del vuelco del remolque en Tordesillas, sobre el conductor: «Iba como un loco»

El suceso tuvo lugar en septiembre de 2017 y causó la muerte de dos personas

Momento en el que tuvo lugar el accidente EFE

ABC

Un primo segundo del vecino de Tordesillas (Valladolid) acusado de dos delitos de homicidio por imprudencia grave y de las lesiones sufridas por otras 18 personas -ocupantes de un remolque que volcó en septiembre de 2017 en las fiestas de la villa- también ha ratificado que el ocupante del banquillo «iba a una velocidad muy alta», desencadenante, a su juicio, del trágico siniestro.

El testigo, Luis B, como responsable de la peña «El Infierno», fue el que «contrató» ese año al acusado como tractorista encargado de tirar del remolque que debía de trasladar a los peñistas hasta la iglesia de la Virgen de la Peña, en el marco de una tradición «de toda la vida».

«En los badenes botábamos muchísimo y la gente iba aferrada a los laterales del remolque para evitar salir volando», ha recordado el representante de la peña, quien, ha asegurado que tanto él como otros de sus acompañantes comenzaron a gritar y hacer indicaciones para que el conductor aflojara la marcha. «Hice señas al copiloto, pero éste se encogió de hombros en señal de que ya se lo había dicho y no le hacía caso», ha añadido el testigo.

El declarante, al igual que otros testigos, ha confirmado que ya antes de entrar en la fatídica rotonda, donde volcó el remolque, pasaron por un paso de cebra a toda velocidad, con lo que unos peatones que estaban a punto de pasar se tuvieron que echar para atrás para evitar ser atropellados.

Lo que sí ha dejado también muy claro Luis B. es que los peñistas iban agarrados para no caer y en ningún momento iban bailando, en contra de lo declarado por el propio acusado, quien, pese a dar positivo en alcohol -0,64 miligramos por litro de aire espirado- atribuyó a dicha circunstancia el vuelco del remolque al colocarse todos en el lado derecho del arrastre.

«Pánico» en el trayecto

En la misma línea, Jesús Miguel R, esposo de la mujer que falleció prácticamente en el acto en el siniestro, recuerda que el acusado pasó incluso por la puerta del cuartel de la Guardia Civil «como un loco» y que a mitad del trayecto él y otros ocupantes del remoloque ya manifestaron su intención de apearse en la primera ocasión que tuvieran.

«Entró en la rotonda a una velocidad terrorífica», ha recriminado y ha añadido que lo siguiente que recuerda es que su mujer, que iba a su izquierda, salió despedida. Murió allí mismo dejando a dos hijos que siguen viviendo con su padre y que desde entonces reciben tratamiento psicológico.

Otra de los ocupantes, María Luisa R.M, quien por vez primera en su vida había optado por acudir a la ermita encima de un remolque, recuerda aquel trayecto con «pánico». «¡Salí despedida y al mirar para atrás vi a un montón de gente tirada en el suelo y pensé que estaban todos muertos. Los primeros minutos fueron horribles!», ha concluido la testigo sin poder reprimir el llanto, informa Europa Press.

El próximo día 19 de junio el juicio entrará en su cuarta jornada, centrada en los informes de los forenses sobre las víctimas mortales y la casi veintena de lesionados.

En concepto de pena, el acusador público interesa una condena de cuatro años de cárcel, la máxima contemplada, y la privación de carné de conducir por espacio de seis años, así como el pago, en concepto de responsabilidad civil, de indemnizaciones para los familiares de las dos víctimas mortales que globalmente superan los 270.000 euros.

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