Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos
La primavera reversible
«En los cines, a diario, ya no hay ni siquiera parejas en busca de intimidad. Y no sé si es problema del precio, de la cartelera...»
Si la primavera cala y la vida avanza… Pero el invierno vuelve a días nuevamente y aún no hay nada decidido aunque sea mayo. Y el tiempo pasa. Después vendrá junio y habrá flores y calendarios haciendo de tripas corazón mientras piensan en verano.
En los cines, a diario, ya no hay ni siquiera parejas en busca de intimidad. Y no sé si es problema del precio, de la cartelera o de que como canta Sabina, «faltan novios en los cines». Las salas se quedan vacías una sesión tras otra y las películas se reproducen para sí mismas, como si «pasaran» el texto del guión con el que saldrán a escena cuando la cosa vaya en serio y haya, al fin, público en la sala. Yo fui a ver el lunes lo que han hecho de Stefan Zweig: «Adiós a Europa» y mejor podía haberme quedado en el sofá de casa releyendo «El mundo de ayer». Zweig con su pesimismo decadente.
Y eso que a Zweig sólo se le deshacía Europa. El pesimismo de verdad es cuando a uno le dejan cuatro o cinco veces; en dos semanas. Cuatro o cinco veces y todas la misma chica. Ella, con más carácter que Carmen -la de Bizet- pero con otro nombre. Y luego volvemos a no ser nada en concreto, pero volvemos, y vuelve a ser primavera. Como cuando en prescolar a un amigo le vino muy convencida una chica y le soltó que ya no eran novios. «Ya no vas a ser el papá de mis bebés», que es la mejor manera de mandar a alguien a la mierda que he escuchado. Así se zanjaban antes las relaciones y así deberían zanjarse ahora.
La vida es eso que se pasa entre que uno se enamora y otros se desenamoran. Y mientras tanto hay que seguir escribiendo.
«Si sale amor, la primavera avanza». El problema es que «faltan novios en los cines».