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Porcino de Segovia en vanguardia
La empresa segoviana Innoporc comercializa 160.000 cerdos al año gracias a un modelo que aúna tecnología, bienestar animal, eficiencia y sostenibilidad
Las estadísticas confirman la fuerza del porcino español. Suma una facturación anual de unos 15.000 millones de euros, representa el 36% de la producción final ganadera y el 17% de la producción final agraria, al situarse solo por detrás de frutas y hortalizas. De hecho, supone el 1,4% del PIB y destaca por su carácter exportador. La cría racional y sostenible del cerdo se articula en una industria pujante, competitiva y comprometida con la innovación, el bienestar animal y la generación de riqueza y empleo en el medio rural, factor fundamental para contener la sangría de la despoblación. Unos rasgos claramente perceptible en Innoporc, empresa familiar segoviana que no deja de crecer y afrontar nuevos proyectos de mejora, con una facturación anual de más de 30 millones de euros.
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La reciente obtención del sello de Bienestar Animal Certificado refleja la preocupación por mantener en óptimas condiciones a los cerca de 160.000 ejemplares comercializados cada año. «Nuestros principales clientes son Incarlopsa, Porcipar, Campofrío y Copese, todos ellos con unos estándares de calidad y control elevadísimos, lo que nos obliga a buscar la excelencia y disponer de certificados y auditorías que evalúan diferentes parámetros. Trabajamos con seres vivos que requieren los máximos cuidados y así lo hacemos», explica Miguel Antona, director general de Innoporc, quien destaca la importancia de la alimentación de la ganadería y de las medidas de bioseguridad, dos aspectos primordiales para ser competitivos.
Nieva acogerá un proyecto de obtención de gas natural renovable al reutilizar subproductos de porcino
Gracias a un control exhaustivo de las materias primas que conforman el pienso y al cumplimiento de protocolos biosanitarios, el porcino puede «cumplir la función esencial de alimentar a la población mundial con proteína animal de la máxima calidad a unos costes muy ajustados», explica Antona, al tiempo que resalta la utilidad de trabajar con un software propio adecuado a sus necesidades, para controlar los quince centros de producción que poseen en la provincia de Segovia. «Las granjas hablan continuamente, hay que captar lo que dicen. La monitorización, la sensorización y la gestión del dato son aliados insustituibles», señala el director general, para quien la dispersión de las explotaciones que ya existían y se han ido incorporando a la empresa tiene ventajas -ser menos vulnerables a eventuales problemas sanitarios y añadir personal de cada zona- e inconvenientes, como un mayor coste de mantenimiento.
84 personas en plantilla
Miguel Antona, que aprendió de su padre y de su abuelo «la importancia del trabajo constante, la perseverancia y la vocación sólida de ser empresario para afrontar retos e incertidumbres», destaca el motor económico del porcino en la España vaciada. «Nuestra empresa tiene 84 personas en plantilla, entre las granjas, el núcleo principal en Nieva y alrededores y la fábrica de piensos Nutriganse en Tabladillo. La mayoría residentes en pueblos cercanos o en la capital. Hay también veterinarios, técnicos y gestores de datos, lo que nos aporta versatilidad y eficiencia. Somos un sector moderno y tremendamente competitivo que ha mejorado mucho gracias a la reinversión, y un gran generador de riqueza en el medio rural». De hecho, aporta un dato significativo: un centro de producción de 2.000 reproductoras conlleva una inversión de cinco millones de euros y crea al menos 15 empleos, más otros servicios de apoyo de pymes y autónomos.
Otra de las banderas que enarbola el porcino es su respeto al medio ambiente. La convicción de hacer realidad los postulados de la economía circular ha llevado a Innoporc a emprender un ambicioso proyecto en la localidad de Nieva, denominado Innosot, para obtener energía renovable -en concreto gas natural renovable- a partir de residuos y subproductos del cerdo, que sería utilizada tanto para autoconsumo como para terceros. Ya hay acuerdos con grandes empresas de diferentes sectores para que la actividad 100% sostenible sea real, con una inversión prevista de unos varios millones de euros, «que marcará un antes y un después tanto en nuestro sector como en el de la renovables». Un cuidado de la naturaleza que coincide con el descenso de emisiones de contaminación por la paralización derivada del COVID-19, mientras el sector agropecuario sigue al pie del cañón. La culpa no es de la ganadería, desde luego.