Ponferrada, la herencia

Existe una estupenda película premiada hace unos años con la Concha de Oro en el Festival de Cine de San Sebastián en la que el hijo de un potentado empresario del acero alemán tiene que hacerse cargo del imperio familiar, tal y como le habían diseñado, como una especie de vida impuesta y ajena a su forma de ser y sus pretensiones.

Hago esta reflexión porque algo parecido le está sucediendo al actual equipo de gobierno del Ayuntamiento de Ponferrada, con Gloria Fernández Merayo, del Partido Popular en minoría mayoritaria, al frente del mismo.

La herencia recibida en esta ocasión no es un tópico. Un mantra al que acudir ante cualquier problema y al que echar la culpa al antecesor. Una actitud muy manida a todos los niveles institucionales. En la capital del Bierzo no se gana para pagar sentencias judiciales, deudas adquiridas y mil y una problemáticas heredadas de aquel famoso bipartido que, siendo exPSOE y exPP, vino a ser un salir adelante a toda costa y el que viene detrás que se fastidiase.

Como minas semienterradas o bombas racimo esparcidas en la actividad cotidiana del sexto consistorio de Castilla y León, lo cierto es que no solo Fernández Merayo gana para disgustos. Lo malo es que los ponferradinos ven mermadas sus posibilidades de avanzar con paso claro cuando la hoja de ruta, entendamos, la claridad de las cosas, cambia a cada mes que transcurre. Y ya vamos camino del primer año de gobierno.

No solo el Mundial de Ciclismo, los megacontratos de servicios públicos exprés licitados y temas sin resolver con otras instituciones lastran un día sí y otro también cualquier planificación. No lo tiene nada fácil el PP. ¿Dónde están la Junta y la Diputación? Quizás no se desea conservar este importante municipio. Todo es tan raro últimamente…