El periodista leonés David Rubio recopila en «Donde no me llaman» sus columnas dominicales
««A los periodistas nos pasa lo contrario que a los detenidos de las películas: no tenemos derecho a guardar silencio», asegura el director de La Nueva Crónica
«Sólo concibo la opinión desde la extrema libertad y, en mi caso particular, desde la crítica, porque repartir flores me aburre como periodista y como lector. Y, en esa crítica, por lógica, salen peor parados los que están en el poder». Así lo asegura el periodista leonés David Rubio, director de La Nueva Crónica, que recoge en el trabajo «Donde no me llaman» sus columnas dominicales de opinión -que entiende como «una especie de flotador»- publicadas entre 2008 y 2020 y que este martes ha presentado en el marco de la Feria del Libro de la capital.
Para David Rubio , la opinión es «el último salvavidas del periodismo, básicamente porque te puede gustar más o menos, te puede servir para informarte o para reafirmarte en tus ideas o también en tus complejos, pero desde luego es algo que nadie te puede copiar, lo que hoy en día se puede considerar todo un elemento diferenciador», informa Ical.
Aunque reconoce que a veces preferiría pasar inadvertido y no compartir sus opiniones, también cree que la profesión le obliga a pronunciarse. «A los periodistas nos pasa lo contrario que a los detenidos de las películas: no tenemos derecho a guardar silencio . Con ellos sí que compartimos lo de que todo lo que digamos puede ser utilizado en nuestra contra, más hoy que tan fácil es linchar a cualquiera en las redes sociales».
Una fotografía de Jesús F. Salvadores ilustra la portada de «Donde no me llaman», un libro de 204 páginas que ya está a la venta a un precio de 16 euros y es el reflejo del ejercicio del periodismo «más literario» con el que se identifica el autor.
«Los medios ya no tenemos el poder de decidir lo que la gente piensa, como ocurrió durante años, pero sí que podemos decidir aquello de lo que la gente habla. A veces tenemos que meternos en las conversaciones de la gente, que es cuando sientes la obligación de decir algo sobre un tema aunque no tengas ni idea de él, y a veces conseguimos, con los temas propios o la opinión, que la gente hable de lo que nosotros queremos», añade.