Ana Pedrero - Desde la Raya
La troupe de la mamandurria
«Haciendo ley de lo ilegal, provocando dudas, ira en una sociedad harta, asfixiada, prisionera en sus restricciones»
Escribir una columna es un ejercicio de contención desde marzo; un rosario de buenas intenciones que poco a poco han ido desapareciendo de mi vida, predicando como San Manuel Bueno Mártir un credo en el que no creo si pienso que mi Dios, incluso mi yo misma, me ha abandonado. La fe, la esperanza, la prudencia, incluso la poesía han sucumbido a la troupe de la mamandurria, que me tiene envenenada hasta el alma.
No son una logia secreta. La troupe de la mamandurria (el sueldo mal ganado) es una troupe pública que vive de lo público, sobre nuestros lomos, en Madrid o Valladolid. Unos desde una izquierda devenida a república bananera, otros desde una derecha como pollo descabezado, incapaces de ponerse de acuerdo en la situación más grave que hemos vivido. Dándonos por «lante» y por «tras» mientras seguimos a la espera de un gesto que empatice con el dolor, sufrimiento, incertidumbre y la ruina que su nefasta gestión de la pandemia está provocando en miles de autónomos, de trabajadores, de familias.
Gestos como la supresión de pensiones vitalicias, rebajar sus sueldos o devolver esas dietas cobradas sin justificación. Gestos que les acerquen a lo que no conocen: el trabajo diario, el sacrificio, los méritos, la angustia de fin de mes, la lucha céntimo a céntimo, si su vida laboral se ha gestado trepando de despacho en despacho y termina en puertas giratorias para subir la luz y el gas en los días más fríos del año o incrementar la cuota de los autónomos. El Gobierno de los obreros, de lo social, de la igualdad. Este tiempo de mentiras y mediocres.
Mientras, en Valladolid echan el pulso con un nuevo confinamiento e inician una loca carrera sin pies ni cabeza para dirimir quién nos mete antes en casa. Como si esto fuese un tute donde al ciudadano siempre le pintan bastos, palos; dejando como un eral la España Vacía que les llena la boca y el bolsillo, donde lo que hace falta es vacunar a destajo, más médicos en mejores condiciones, abrir plazas hospitalarias y no andar cerrando nada. Haciendo ley de lo ilegal, provocando dudas, ira en una sociedad harta, asfixiada, prisionera en sus restricciones. Una sociedad que no sabe a qué hora regresar hoy a casa según la letra pequeña que lea. Troupe de la mamandurria que por robar, nos ha robado hasta la calle.