Ana Pedrero - DESDE LA RAYA
Quiero ser como papá
«No quiero ser hija de un violador, un maltratador ni un asesino, pero tampoco de aquellas que abandonan, matan o consideran al hombre el enemigo por el mero hecho de nacer macho»
En el colegio, cuando llegaba el Día del Padre, dibujábamos un tarjetón como felicitación. Yo pintaba a mi padre en su caballete, con su paleta y pinceles; con su bata y su gorra de pintor (que no ha usado en la vida) en un tamaño muy grande. En el Día de la Madre, pintaba a mi madre moderna con sus gafas y su pelo corto en su oficina, pues ha sido una de las primeras funcionarias de Castilla y León, trabajando a destajo fuera y dentro de casa.
Quería ser como papá. Quiero ser como papá, que ha sido un grande en lo suyo, en el arte, con la humildad por bandera; que nunca me prohibió ser lo que quisiera; que se la ha envainado con mis caprichos, idas y venidas sin cuestionarme. Que quiso a mi abuela con veneración y se crió con hermanas que daban el callo en el restaurante familiar igual que sus hermanos.
Quería ser como mamá. Quiero ser como mi madre, que me parió libre, sin techos de cristal; que nos educó en igualdad, sin distinciones. Que cuando me he roto las alas ha sido la primera en abrir la puerta.
Quiero ser como mi abuela paterna, que tenía más redaños que la Legión para defender su negocio y sacar adelante a cinco hijos en plena posguerra; como mi abuela materna, que parió sola a sus nueve hijos con dolor, bañándolos y fajándolos antes de descansar. Sus manos sabias salvaron muchos partos en la Zamora rural y multiplicaron el pan y los peces como Cristo en aquellos años duros.
Quiero ser como mi padre, un hombre honesto que se considera rico con los amigos de la infancia; que nunca ha pedido nada para él. Quiero ser como mi madre, que me enseñó a no callarme por incómodas que sean las verdades. Que me forjó independiente, fuerte y sin miedos.
Quiero ser como ellos porque son mis padres, como miles de hijos tienen en los suyos el mejor referente y espejo. No quiero ser hija de un violador, un maltratador ni un asesino, pero tampoco de aquellas que abandonan, matan o consideran al hombre el enemigo por el mero hecho de nacer macho.
Quiero ser como mis padres, hija del respeto. Hija de una sociedad en la que hombres y mujeres luchemos contra la violencia, contra todo aquel que atente contra la dignidad y la vida, contra la alegría, el cántico de ser mujer. Tráiganme todas las manos.