Ana Pedrero - Desde la raya

Navidad inclusiva

Si por igualdad fuera, el objetivo está cumplido: no caben más tontos, tontas, tontes en Bruselas ni en España.

Luces de Navidad en Valladolid ICAL

Mientras miles de bombillas se encienden en ciudades y pueblos, la Comisión Europea de Igualdad ha retirado un documento en el que aconsejaba suprimir 'Feliz Navidad' por un 'Felices Fiestas' en aras de respetar la libertad de credo de todos.

Para los cristianos la Navidad representa la venida de Jesús al mundo. Un Jesús reconocido en la cultura islámica y su libro sagrado, el Corán, venido de la concepción virginal de María. La Navidad significa el solsticio de invierno (lo que nace, los días que empiezan a crecer), representado en el nacimiento del Dios Niño, al igual que el de verano con el de Juan el Bautista, el puente entre el Nuevo y el Viejo Testamento. No son casuales las fechas, no. También es un puente entre las Saturnales de la Roma pagana y la era cristiana, que acomodó esas fiestas a su calendario para que el pueblo no perdiese sus costumbres. Religión e historia se fundieron de forma natural con el paso de los siglos. Pero para entender esto, la comisaria de Igualdad de la UE se ha perdido muchos libros por el camino.

La Navidad marca un tiempo de esperanza para millones de personas, creyentes y no creyentes. No sería difícil en esta tierra que habitamos, en la meseta castellana, en la montaña leonesa, en las llanuras inmensas de la Tierra de Campos, en la frontera del Duero, imaginar el nacimiento de un niño en un pesebre.

Un niño, hijo de pastores, la trashumancia, el campo, el laboreo y los oficios. Un niño que tendría que derribar desde sus cimientos los templos llenos de mercaderes, parlamentos erigidos en el nombre del dinero, la política insolidaria, los intereses creados, la desigualdad, la corrupción, el mal reparto de oportunidades. Un maravilloso punto de partida para la inclusión e igualdad que pretende el parlamento europeo, que debería preocuparse más por estos menesteres que de suprimir usos populares.

Mientras millones de bombillas se encienden, desde la UE nos demuestran que, en cuestión de luces, su comisaria europea y nuestra ministra de Igualdad andan parecidas. A cualquiera de las dos podríamos hablarles de inclusión, de igualdad, desde esta Raya Oeste donde Cristo podría nacer mañana mismo.

Si por igualdad fuera, el objetivo está cumplido: no caben más tontos, tontas, tontes en Bruselas ni en España. Feliz Navidad inclusiva.

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