Ana Pedrero - Desde la Raya
Morir de ganas
Mi gente saldrá hoy a la calle a clamar por el futuro, por el desarrollo de esta tierra mía desposeída de todo, esta hermana pobre que olvida su estirpe guerrera
A las gentes de esta Raya que atraviesa mi alma nos forjaron a golpes de paciencia y silencio. La rebeldía, la valentía de Viriato, aquel pastor lusitano cincelado en granito sayagués, quedó para la leyenda.
La historia nos hizo mansos, apesebrados, conformistas. Nuestra tierra lleva años muriéndose, antes de PP y PSOE, la democracia y Franco, desde que la Revolución Industrial desmantelase el Oeste en favor del Este, en favor también de vascos y catalanes para comprar su palabra y su silencio.
Aquí, cuando las ganas de vivir nos matan, salimos a gritarlo, a clamar por esa igualdad con la que se les llena la boca a todos. Salimos decenas de veces a pedir el desdoblamiento de la N-122, una vía de la muerte que nos une con Portugal; a reivindicar un canon justo para nuestros pueblos del agua y sus embalses vaciados; a exigir precios dignos para nuestros agricultores y ganaderos, el músculo de esta Zamora sin industria; a pedir médicos en los consultorios, pediatras para los niños del mundo rural, atención para los ancianos en pueblos donde termina el mundo. Nos trataron como si pedir fuera un vicio y no la única forma de ser escuchados, de elevar la voz, aunque traducida a votos en una provincia pequeña se la lleve el viento.
Zamoranos y leoneses están llamados hoy a una manifestación en favor de la Biorrefinería de Barcial del Barco, un proyecto de inversión privada sobre el que se ciernen graves acusaciones hacia altos cargos de la Junta.
Mientras el presidente de la Diputación de Zamora, Francisco Requejo, más empresario que político, más preocupado por el bien común que por su bolsillo, hace malabares para que este sueño no se quiebre, las máquinas han dejado de funcionar y el Gobierno regional calla, poniendo en peligro miles de puestos de trabajo y machacando cualquier viso de futuro para una tierra que deberían proteger y ayudar en vez de ponerle palos en las ruedas a quienes sí apuestan por ella.
Mi gente saldrá hoy a la calle a clamar por el futuro, por el desarrollo de esta tierra mía desposeída de todo, esta hermana pobre que olvida su estirpe guerrera y aguanta los palos que le dan con la boca cerrada, mordiendo el polvo.
Terminaremos muriendo de puras ganas de vivir.