Ana Pedrero - Desde la raya

Greta sin Garbo

«Todo lo que ocurre está ya dicho por nuestra gente: ganaderos (también los de bravo), cazadores, agricultores y propietarios forestales, aunque nadie haya querido escuchar su voz»

Greta, a bordo del catamarán que la llevó hasta Portugal EFE

Ha venido la adolescente Greta con su peremne cara de cabreo a clamar por la Tierra. Y no es que no esté de acuerdo con sus consignas. De bien nacidos es cuidar a la Madre Naturaleza, preservar el planeta para que los que vengan detrás vivan sin sentir amenazada su existencia.

A la joven no le resto méritos en su cruzada, aunque en el trasfondo haya unos padres forrados a costa de los lobbies veganos, animalistas y salvapatrias . Del suculento negocio montado por diversas multinacionales en torno a este tema nunca se habla.

No hace falta ser científico para comprobar los efectos de la mano del hombre. El calentamiento del planeta no es una invención ; solo hay que retraerse a los inviernos de la infancia con sus chupitieles en las cornisas, a aquellos septiembres imposibles de frío en Sanabria o los cuarenta de mayo sin quitarse el sayo. La avaricia de los países más ricos y de las grandes empresas, la irresponsabilidad de todos, ha convertido al mundo en un inmenso vertedero, los mares en un depósito de residuos plásticos, el aire en un fluido irrespirable. Y la tierra, las aguas y los cielos han reventado.

Es también el precio de la propia ciencia, de un progreso que no podemos detener con guiños mediáticos . Sería imposible hacer bailar a este mundo de prisas al ritmo de un catamarán.

Todo lo que ocurre está ya dicho por nuestra gente: ganaderos (también los de bravo), cazadores, agricultores y propietarios forestales, aunque nadie haya querido escuchar su voz. Son los malditos declarados por el ecologismo de postureo que impera . Nadie como ellos conoce el ciclo del campo, el equilibrio natural, las causas, los efectos; también las soluciones. Son la Alianza Rural, la defensa de un mundo que es corazón, latido y despensa de una sociedad urbanita que les da la espalda; de los técnicos que gobiernan sin mancharse las suelas de barro.

Y a todo esto, la Junta de Castilla y León propone una ruta de pinchos climáticos que suena a coña , teniendo en esta tierra a la gente grande y humilde del medio rural. Cójanse a la adolescente Greta sin Garbo y vayan juntos de la mano a visitar, a escuchar a nuestros sabios . Son la única, la auténtica hoja de ruta humana y sostenible que conozco. Y los están matando.

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