Ana Pedrero - Desde la raya
La España Vacilada
«Pertenezco a esa España Vacilada que no habla catalán ni siquiera en la intimidad; que ha pasado meses confinada y no encuentra el bar de la esquina abierto, que toma cafés en la calle»
Hay una España Vacilada y otra llamada a las urnas. Pertenezco a esa España Vacilada que no habla catalán ni siquiera en la intimidad; que ha pasado meses confinada y no encuentra el bar de la esquina abierto, que toma cafés en la calle. Que no se juntó en Navidad y respeta aforos y distancias por la situación excepcional que vivimos aunque nunca nos hayan explicado en qué se basan esas ratios.
Soy parte de esta España Vacilada en la que los votos de los ciudadanos valen menos según vivan en el corredor del Este o el del Oeste, mi madre, esta Raya Vaciada y Vacilada que a partir de las ocho tiene la soledad de los viejos decorados de cine abandonados, sin un atisbo de vida por sus esquinas.
España Vacilada en la que tanto tienes, tanto vales, con sus ancianos aislados en residencias; sus teatros y salas de fiesta a cal y canto; su hostelería y sector turístico en el alambre; el campo de baldío, tantos locales libres, familias desperdigadas por una geografía cerrada perimetralmente. España Vacilada, expoliada de hijos que se buscaron el pan lejos y ahora no ven la hora del retorno a sus padres y abuelos.
Nos pidieron prudencia y sacrificio, renunciamos a nuestras fiestas por un sentido común que no hacía falta pedir. Nos metieron en casa a las ocho; dejaron de sonar los instrumentos de los músicos, las voces de los coros, el eco en tablados y escenarios, los clarines y timbales en las plazas de toros. Nos inculcaron el miedo, nos llamaron a la responsabilidad personal, nos cortaron las alas, nos robaron los abrazos. Y todo lo vamos tolerando mansamente con la justificación de un virus desconocido que habría pillado desprevenido a cualquiera.
Hay una España Vacilada y otra convocada a unas elecciones autonómicas en Estado de Alarma y miles de muertos que se han convertido en la cifra del día como una terrorífica Bonoloto. Hay que tener jeta y poca vergüenza, mientras miles de hombres y mujeres se dejan el alma y la piel luchando contra el virus en los hospitales a rebosar. Qué pensarán ellos de todo esto.
Hay una España Vacilada que nunca dice nada y otra llamada a unas elecciones disparatadas con la muerte disparada en el censo. Catalonia is not Spain, dicen, aunque si Cataluña vota este Gobierno vacile a toda España.