Ana Pedero - Desde la Raya

Me voy pal pueblo

Por solidaridad, prudencia y civismo, reciten mejor el #YoMeQuedoEnCasa, y Dios en la de todos

Iglesia de la localidad de Zamorana Tardobispo ICAL

España vive en Estado de Alarma, aunque tengo la impresión de que las alarmas han saltado demasiado tarde, de que algunos no han querido escucharlas. No es que sea yo una experta de tómbola de esos que proliferan en tertulias y barras de bar, si es que queda alguno abierto. Las alarmas han saltado tarde y algunos incluso las han desconectado . No hablo sólo de la clase política, que ha comenzado a tomar medidas cuando el virus ya campaba a sus anchas traspasando fronteras; cuando nuestros profesionales de la salud, médicos, enfermeras y personal sanitario, esos héroes del día a día que trabajan a destajo, estaban ya saturados.

Agotados en cuerpo y alma ante una situación que les desbordaba y que se desbordaba. La imagen de las terrazas y los parques atestados de gente y de niños mientras las Ucis y los pasillos de Urgencias colapsaban; el alborozo en las calles de los pueblos como si fuese una secuencia de Verano Azul en marzo , tomando el cierre de los centros escolares como unas vacaciones, dicen mucho del nivel de irresponsabilidad de los ciudadanos que, o no hemos sabido calibrar las dimensiones de lo que se nos venía encima, o tenemos unos «cohones» como el caballo de Longinos, que dicen en mi tierra.

La España Vacía, esta España mía de La Raya Oeste, de pueblos pequeñitos, de abrazos; mi Zamora dormida espera cada año la Cuaresma para aferrarse a la vida, a la primavera, a esa resurrección de las calles, el comercio y la hostelería que supone el retorno de los hijos exiliados con motivo de la Semana Santa. Una Semana Santa que este año no podrá sacar sus procesiones a la calle porque amar al prójimo es también protegerlo y cuidarlo . El amor; ése es el primer mandamiento.

Muchos han regresado, incluso en tropel, a la tranquilidad de la tierra, a la paz de sus cielos limpios, cantando el «Me voy pal pueblo», olvidando que se traen puesto el virus que ha puesto en jaque al mundo, que pueden contagiar a sus mayores, a esta España envejecida y debilitada que no necesita más pandemias de las que ya acumula, que vive aislada, en cuarentena, en silencio desde hace siglos. Por solidaridad, prudencia y civismo, reciten mejor el #YoMeQuedoEnCasa, y Dios en la de todos.

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