Educación
Parques científicos: «factorías» de conocimiento
Estos centros conectan la investigación universitaria y la empresa para crear riqueza
Según la Internacional Association of Sciencie Parks (IASP), un parque científico «es un organismo gestionado por especialistas cuyo objetivo es incrementar la riqueza de su comunidad a través de la promoción de la cultura y la innovación así como la competitividad de sus empresas e instituciones fundadas en el saber». La idea la han hecho suya algunas de las universidades de Castilla y León y hoy, sus parques científicos y tecnológicos ponen un pilar más para que el conocimiento que generan sus investigadores se traduzca en productos y proyectos empresariales innovadores que generen nuevo conocimiento y empresas de alto valor añadido.
Las universidades públicas de Burgos, Salamanca y Valladolid disponen de experiencias notables en este sentido. Los de Salamanca y Valladolid cumplen este año una década de puesta en valor del conocimiento que generan sus laboratorios por la transferencia de ese conocimiento a la sociedad y sus empresas. En concreto, el Parque Científico de Valladolid, gestionado bajo la forma de una fundación sin ánimo de lucro, que surgió por iniciativa de la UVA, el Ayuntamiento vallisoletano, el Banco Santander y la Cámara de Comercio e Industria de Valladolid y al que se sumó la Junta de Castilla y León en 2008 - además de posteriormente los consistorios de Palencia, Segovia y Soria-, es hoy una realidad que maneja un presupuesto anual de 2 millones de euros. Se autofinancia enteramente con los servicios que presta sin recurrir a presupuesto de la UVA y a diferencia de los parques más puramente tecnológicos e industriales, cuya misión es albergar grandes factorías, el de Valladolid surge del modelo de parque generado a partir de la investigación universitaria, con la misión de «que nuestros investigadores colaboren con las empresas» y que estas «estén lo más cerca posible de los investigadores», explica Celedonio Álvarez, vicerrector de Desarrollo e Innovación Tecnológica de la Universidad de Valladolid y director del Parque, para explicar que ceden espacios para que las empresas desarrollen su I+D+i en el Parque.
Generar innovación
Este centro tiene como misión potenciar la transferencia de conocimiento, la innovación y el emprendimiento en la comunidad universitaria y en el entorno empresarial de Castilla y León, por lo que fomenta relaciones entre investigadores y empresas y ha adquirido equipamiento científico y técnico que pone a disposición de personal externo y de la propia Universidad.
En un país como España en que siguen alzándose voces para que el modelo productivo se encamine más hacia uno de empresas generadas a partir de la investigación y la tecnología, estos parques juegan un papel especial. «Tienen que ayudar a traducir idiomas entre los investigadores y las empresas», afirma Álvarez, para quien hay una máxima: «Todos tenemos que ponernos las pilas, los profesores terminando todo el ciclo de la innovación y las empresas tienen que ver que si innovan van mejor y viven más; esto es lo único para lo que ha venido bien la crisis, para darnos cuenta de que las empresas que mejor han superado la crisis han sido las que afinaron ese gen de innovar».
Spin-off
Una de las bases de su existencia es prestar servicios a empresas y asesorarlas y sólo basta salir a la puerta de su sede en el Campus Miguel Delibes de Valladolid para toparse con la Escuela de Ingeniería Informática o la de Ingenieros de Telecomunicación, lo que facilita ese contacto. Pero su función también es que se creen empresas spin-off (aquellas creadas a partir de investigaciones e innovaciones surgidas de la Universidad, que posee un 10% del capital de las mismas), empresas creadas por profesores y egresados de estas instituciones académicas. El Parque de la UVA ha asesorado ya a 300 personas y ha contribuido a la creación de 80 empresas , de las cuales 16 son spin off.
El Parque Científico de la Universidad de Salamanca es un proyecto nacido también hace una década por y para el desarrollo de su entorno empresarial. Juan Manuel Corchado, vicerrector de Investigación y Transferencia de la Universidad de Salamanca y director de su Parque Científico, asegura que «es un instrumento que tiene la Universidad de Salamanca para desarrollar industrias a su alrededor y facilitar el emprendimiento a investigadores y egresados de la Universidad», así como atraer empresas e impulsar el desarrollo gracias a «los investigadores que quieran transferir conocimiento a la sociedad».
Su objetivo es fomentar las empresas de alto valor añadido
Hoy albergan 66 empresas que generan más de 850 puestos de trabajo relacionados con la actividad en sus grandes edificios tras haber realizado una inversión de 30 millones de euros en esta década de vida del Parque. Su actividad se centra en áreas como la informática y las comunicaciones, la biociencia, la agrotecnología (con el Instituto Hispano-Luso de Investigaciones Agrarias) o el Español y cuenta con un Centro de Láseres Pulsados.
Corchado asegura que la Universidad de Salamanca está «entre las diez universidades españolas que más impulsan el emprendimiento» y que en los últimos años han transferido una inversión inducida por proyectos de investigación de 37 millones de euros y han duplicado el tamaño del Parque, para conseguir que el año próximo puedan contar con un edificio más.
Cultura empresarial
Para este vicerrector de la USAL, la relación empresa-universidad debe cuidarse y mucho: «Esto es cada vez más importante y debemos copiar lo que se ha hecho en otros países; hay emprendimiento desde hace años, no es nuevo, pero de lo que se trata es de crear una cultura que se está consolidando y que los estudiantes vean que una vez salen de la universidad pueden estar trabajando en sus propios proyectos y que contarán con el apoyo de la universidad».
La misma filosofía mantienen en la Universidad de Burgos, donde su Parque Científico-Tecnológico, creado en 2005 pero de menores dimensiones que los anteriores dado el tamaño de la Universidad, sí cuenta con un fuerte vínculo con las empresas del entorno burgalés de la automoción o de la industria alimentaria (Grupo Antolín, Campofrío, etc. se sirven de sus desarrollos e investigaciones).
Depende directamente de la Universidad de Burgos y trabaja directamente con la OTRI (Oficina de Transferencia de Conocimiento). Hoy alberga cuatro spin off y 19 startup (empresas emergentes generalmente de base tecnológica) en su edificio de I+D+i. Dispone del Servicio Central de Apoyo a la Investigación; el ICRAN, un centro dedicado a «materias críticas» -las generadas en países con problemas políticos-; el CIBA (investigación en biotecnología alimentaria) y el Centro de Investigación de Tecnologías Industriales, además del Laboratorio de la Evolución Humana.
Conectan la investigación con las empresas a las que sirven desarrollos y asesoran
Roberto Quesada, su director, afirma que «la estrategia de la Universidad de Burgos es que la investigación que se hace se alinee lo más posible con los intereses industriales y empresariales de Burgos», así como el fomento de la creación de empresas. «El objetivo es generar investigación y nuevos productos porque ahí está la diferencia». O como señala Celedonio Álvarez: «Si conseguimos que los investigadores colaboren con las empresas de aquí o de fuera se generará un caldo de cultivo importante para generar empresas de alto valor añadido y eso supone fijar población altamente cualificada», no aquellas empresas «de producción barata».
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