Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos
Parir un candidato
«Septiembre es el mes de las prisas. El mes en que los partidos se ponen a parir candidatos a la carrera como retoños sonrosados e inexpertos que lanzar a los ayuntamientos»
El verano consiste en dejar la vida para después. Para un septiembre que llegará si tiene que hacerlo y entonces ya se verá. Ahora que es septiembre y estrenamos domingo, también lo es para los políticos. Septiembre es el mes de las prisas. El mes en que los partidos se ponen a parir candidatos a la carrera como retoños sonrosados e inexpertos que lanzar a los ayuntamientos. Preguntar a un político sobre política es como aquello de preguntarle a un escritor sobre su forma de escribir, «casi con toda seguridad una decepción». Y cuando se preguntaba a los del PP de por aquí, durante los últimos tres años, sobre cuándo pensaban elegir candidatos, todos respondían con lo mismo: «Aún hay tiempo…» Y hasta el mes pasado contestaban todavía así. A Rajoy parecía que este tema le urgía un poco más que a Casado. Ya dijo el expresidente, allá por enero, que habría que anunciarlos «antes de verano». Lo que no calibraba Rajoy es que antes todavía habría que anunciar a su sucesor.
El otro día daba la pista un político del Partido Popular, a nueve meses de unas elecciones: En Castilla y León no hay candidatos. De los que están «unos porque no quieren seguir, otros porque no saben si les dejarán…» y así hasta nueve. También hay lares, como en Valladolid, que no tuvieron ni candidato durante esta legislatura en la oposición. Y esta tara del PP y del PSOE es el «síndrome León de la Riva», que en todos los años que fue alcalde jamás se le ocurrió que habría que ir puliendo un sucesor, o sí. Pero cuando lo había le mandaba a Madrid o pensaba que para qué. Dice Óscar Puente, alcalde de las tres izquierdas, que va a ganar las siguientes elecciones. Y a este paso cada vez es más viable, no que las gane, sino que las pierda el PP.
El político es sin duda el animal que más tiempo se pasa preñado. En gestar un candidato se tarda cuatro años, incluso más. Y el resto son experimentos con gaseosa. Pero de un tiempo a esta parte la política se hace con gaseosa y los candidatos en tan sólo unos meses; quizá por eso salgan tan endebles y flojitos que se dirían carne de oposición. Aunque de la oposición, que es el lugar en el que te colocan las urnas, últimamente también se sale. Las mociones de censura se han convertido en la pataleta de los candidatos flojitos para llamar la atención.
Parir un candidato, o nueve, es a lo que debería ponerse el PP de por aquí con urgencia. Sobre todo por si los churumbeles les vienen de culo o con la «enredadera» del cordón umbilical al cuello, que ya se sabe que los partos múltiples tienen mucho más riesgo.