ZAMORA

La palabra de Dios, de pueblo en pueblo

El párroco de San Juan del Rebollar es el sacerdote con más pueblos a su cargo en la provincia, con una quincena

Teófilo Nieto se reviste en la sacristía de uno de sus pueblos ICAL

ABC

A las nueve y media de la mañana del domingo hace un frío considerable pero el sol quiere brillar con fuerza en San Juan del Rebollar, una pequeña localidad situada 60 kilómetros al noroeste de la capital zamorana, en plena comarca de Aliste , cerca de la frontera con Portugal. Aunque el centro del pueblo se ha ido alejando ligeramente de la iglesia, el templo siempre es una referencia desde la distancia para dar con la casa del cura, que está al lado, como de costumbre.

Allí empieza una jornada en la que Teófilo Nieto , el párroco, celebrará cinco misas y participará en una reunión de organización en otros tantos pueblos de los quince que están a su cargo en la comarca de Aliste: Mellanes, Rabanales, Grisuela, Lober de Aliste, Matellanes, San Vitero, Sejas de Aliste, Tolilla, Ribas, Rábano de Aliste, San Cristóbal de Aliste, Ufones, El Poyo, Tola y San Juan del Rebollar . En total, unas 1.300 personas dispersas por la comarca a las que pastorea con dedicación.

Se trata del cura que más localidades atiende de toda la provincia, seguido por el de Valer de Aliste, Fernando Lorenzo , quien tiene catorce, y los de Alcañices y Carbajales de Alba, Héctor Galán y Timoteo Marcos , respectivamente, que llevan trece.

Teófilo Nieto lo niega de forma rotunda pero es un sacerdote especial . De entrada, todavía tiene menos de 50 años, 46, para ser exactos, quince menos que la media registrada por los clérigos en Zamora y en la mayor parte de España.

Su forma de expresarse es muy clara y directa; mira a los ojos cuando habla, acostumbrado a leer entre las líneas del alma, pero sin resultar invasivo; es sumamente querido, conocido y apreciado por los habitantes de toda la comarca, con los que lleva en comunión desde hace un cuarto de siglo, y colabora activamente en iniciativas de calado social, comprometido, por ejemplo, con la lucha contra la despoblación que amenaza con desdibujar la provincia de Zamora .

La descripción de Teo -todo el mundo le llama así- quedaría muy incompleta si no se hiciera mención a la llamativa y ondulada melena negra que contrasta ligeramente con su hirsuta barba entrecana para conformar una imagen que recuerda, inevitablemente, a la de Jesús de Nazareth comúnmente aceptada. «Me lo han dicho muchas veces. Cuando llegué por aquí, en la residencia de Alcañices, una señora me dijo: Pobrecito, tan joven y pidiendo ya un bocadillo», comenta, con una carcajada. «Luego, esa señora fue una gran defensora de mis pelos y mis barbas. Decía: Como el Sagrado Corazón que tengo yo en la habitación», añade.

Teo baja las escaleras de su casa diciendo «adelante« a voces. «Entra hasta la cocina, anda», invita, haciendo un ademán hacia la habitación donde suele recibir a la gente y celebrar reuniones. En la nevera hay una nota en la que se recuerda a sí mismo que debe comprar pistachos y caramelos «para los chicos de catequesis», una pegatina de Unidad de Acción Pastoral de Nuez de Aliste, la cita de San Juan «Que todos sean uno», la lista de la compra y sendos pines del Che Guevara y de Teresa de Calcuta.

En ruta

Ya en el coche, camino de San Cristóbal de Aliste , Teo explica que la rutina dominical ha hecho que «lo especial se convierta en ordinario», con una actividad incesante y esperanzada desde Dios y hacia lo demás. «La esperanza me pone las pilas a diario. La esperanza de hacer madurar a la gente y de ir haciendo Reino de Dios aquí, en este mundo. Es una esperanza alimentada desde la oración, la reflexión y ponerme delante de Jesús para que sea el acicate de todo esto», explica. «Me habría gustado dedicarme al mundo obrero pero la realidad de Zamora es sobre todo, rural. Me enviaron aquí a hacer la etapa pastoral y me enamoré de este mundo rural y, cuando uno hace opción por algo, desde la metodología de ver, jugar y actuar, es muy fácil cambiar de opción cuando cambias de realidad», afirma.

En San Cristóbal de Aliste, una docena de personas espera junto a la iglesia y bromea con la puntualidad de Teo. Las campanas empiezan a sonar inmediatamente para llamar a misa. «Llevamos diez minutos esperando. Algunas veces es puntual», dice una señora con malicia. «Nos gusta mucho Teo. Es buenísimo. Somos pocos en el pueblo pero nos juntamos los que habemos (sic). Pero que hable esta, que es de Madrid», se zafa, entre risas.

Mientras se prepara en la sacristía, Teo charla animadamente. Se percibe con claridad su entusiasmo ante el contacto directo con sus feligreses, que participan en la misa con voluntariosos cánticos, leyendo el Génesis y un pasaje de San Pablo , y que muestran un gran interés en la eucaristía. "Se presentó él, y yo, que iba a deciros que era el cura nuevo que venía a sustituirme…·, señala al inicio de la misa, en alusión al redactor de Ical, para regocijo de la veintena de asistentes.

Después de leer a San Lucas, Teo se dirige resueltamente a sus parroquianos: «¿Sabéis quiénes eran Moisés y Elías ?”, pregunta. Habla de que Moisés representa la Ley; que Elías representa a los profetas e incide en la cercanía de Dios, que «quiere ser escuchado». También recuerda que es misericordioso, al tiempo que señala el cartel del Jubileo Extraordinario de la Misericordia y obliga a rebuscar en la memoria del catecismo sobre las obras de misericordia, que son siete corporales y siete espirituales.

Justo antes del envío, Teo explica a los presentes cuánto dinero ha salido de la colecta de Manos Unidas, cuándo hay que reunirse para ultimar detalles de la Semana Santa en la zona y cuándo habrá celebración de la Palabra.

Inmediatamente, pero sin transmitir prisa en absoluto, Teo vuelve a ponerse de calle en la sacristía mientras charla con algunos habitantes del pueblo. Le quieren. «Nos explica muy bien las cosas», asegura Socorro Calvo . «Hacemos todo lo que se pueda», asegura Hermenegildo Fernández, ya que ambos colaboran con denuedo para que todo salga bien, junto con Leonila Fernández, Modesta Lorenzo y Silvina Rodríguez , quienes también animan la liturgia desde el coro.

Cambios sutiles

El esquema, hasta cinco veces en cinco localidades distintas y como si cada una de ellas fuera la primera. Teo hace sutiles cambios. Habla de «amigos» en lugar de hacerlo de «apóstoles» o «discípulos» para «hacer más cercano el lenguaje», intentando evitar la carga ideológica. «Quiero hacer un Dios cercano a través de mis palabras», precisa.

Ya en Ribas , mientras Teo vuelve a prepararse, suenan las campanas. «Aquí suele haber unas 50 personas en misa», afirma una mujer con una carcajada, porque la realidad es que ronda la decena de devotos. «No está Teresa ni Paulita ni Margarita», enumera. «No somos ni un número ni una cabeza, sino un nombre», asegura el sacerdote desde el altar antes de empezar la eucaristía.

El esquema es invariable mientras las misas se suceden en Rábano de Aliste, Tola, San Juan del Rebollar y, ya por la tarde, Lober de Aliste , pero los matices hacen que todo se antoje distinto. Tras la misa de San Juan del Rebollar, parada con vino, si hay tiempo, y almuerzo. Una breve siesta es fundamental entre tanto ajetreo antes de la reunión en Rábano de Aliste y la quinta eucaristía del día, en Lober de Aliste. Después, todavía quedará tiempo para preparar clases del día siguiente y una nueva semana sin tregua.

En cada localidad, Teo se asegura de dejar bien visible el organigrama actualizado que incluye los días y horas en los que hay confesiones y celebración de la Palabra. En el ángulo superior izquierdo del tablón de anuncios puede verse un cartel en negrita en el que aparece el número de su teléfono móvil y el de su casa. La señal inequívoca de la modernidad para quien se da a los demás.

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