Artes&Letras
Paisajes contemporáneos
La OSCyL estrena las obras de los ganadores de su Concurso de Composición, inspiradas en distintos parajes de Castilla y León y escritas por Román González Escalera, Nuño Fernández Ezquerra e Israel López Estelche

Entre las muchas responsabilidades educativas de una orquesta, una imprescindible es la de difundir la música clásica contemporánea, incluir la creación actual en la programación, y apoyar a los compositores de nuestro tiempo invirtiendo los recursos necesarios para interpretar dignamente una música que, por razones obvias, también es la nuestra.
En este sentido, uno de los retos más urgentes para las instituciones culturales relacionadas con la música es trabajar para tumbar la resistencia del público a este repertorio, estigmatizado por un simple y tenaz desconocimiento que se adereza con los consabidos clichés. Un estreno es una revelación que exige una escucha activa y atenta, un desafío que siempre resulta estimulante y más en este siglo XXI, en el que España cuenta con una nómina de compositores que detenta un bien ganado prestigio en el difícil circuito internacional.
De ahí la importancia de la excepcional oportunidad que la Orquesta Sinfónica de Castilla y León brindó a sus abonados al programar un concierto protagonizado por los autores premiados en las tres últimas convocatorias de su Concurso Nacional de Composición: Román González Escalera, Nuño Fernández Ezquerra e Israel López Estelche.
Estos jóvenes compositores, todos con una sólida formación y representantes de esa nueva y sobresaliente generación que describíamos arriba, estrenaron, en el cuarto concierto de abono de la presente temporada y bajo la batuta del director titular de la OSCyL, Andrew Gourlay, un encargo de la orquesta: un retablo musical que con el lema Paisajes de Castilla y León reunía tres partituras de formato sinfónico, El Valle del Silencio (López Estelche), Evocación del monasterio de San Pedro de Arlanza (Fernández Ezquerra), y Viraje perpetuo: las hoces del río Duratón (González Escalera).

Para guiar la audición y como complemento a las notas al programa, la OSCyL organizó un encuentro previo y participativo en el fueron los propios autores los que aproximaron las obras al público, explicando personalmente los modelos formales, la evolución del proceso creativo, y el por qué de los paisajes concretos que les han servido de punto de partida, estableciendo relaciones directas entre el símbolo y su sintaxis musical.
Así ilustrado, el concierto resultó una preciosa lección de música, una interesante introducción a los dialectos contemporáneos, a sus particulares formas de tratamiento orquestal, al empleo de técnicas extendidas, a la exploración tímbrica y sus conjugaciones. Fue, en resumen, una perfecta guía para un público interesado que quiere familiarizarse con unos patrones expresivos que se alejan de lo convencional y trillado y que, gracias a fórmulas como esta proyectada por la OSCyL, sostiene con su presencia la creación contemporánea en las salas de concierto y en las programaciones de temporada, más allá de los guetos especializados y siempre minoritarios.
Noticias relacionadas