El otro horno segoviano

Allí donde el río Genil enfila su curso bajo para desaguar en el Guadalquivir, donde nació la jueza Alaya , donde el Arma de Caballería conserva aún el cortijo de la Yeguada Militar y el Depósito de Sementales, se alza ufana Écija, famosa por sus torres, sus señoriales palacios y su partida de siete bandoleros. También se la conoce por el sobrenombre de «sartén de España» . Porque en pleno verano, sobre cualquiera de los adoquines de sus calles, un huevo se fríe a 44 ó 45 grados a la sombra.

Parece que al municipio astigitano le ha salido un competidor en nuestra tierra: Segovia . Pero no en los sillares del acueducto o del alcázar, sino en el interior de una sede oficial. Judicial, para más inri. Los funcionarios de la Audiencia Provincial han denunciado que llevan varios días soportando temperaturas de más de 31 grados en algunas dependencias. El pasado martes, un empleado público sufrió un golpe de calor por el que tuvo que ser trasladado al hospital, tras desmayarse. Los compañeros aseguran que en ese momento podrían registrarse 38 grados en la estancia que ocupaba.

Así lo expone la sección sindical de Comisiones Obreras. Trabajar en esas condiciones resulta imposible y vulnera la normativa laboral para espacios donde hay pantallas de visualización, que debe estar, en verano, entre 23 y 26 grados. El gerente territorial de Justicia suministra ventiladores a los funcionarios que lo piden, solución técnicamente más socorrida que el abanico . No hay presupuesto para una climatización del vetusto edificio. Como apaño, eso sí, cuentan con un aparato portátil de aire acondicionado para las salas de vistas, no vayan a marearse los testigos. Los togados ya prescinden de la prenda bruna en este horno judicial , que viene a ser el de Duque o el de Cándido sin turistas ni cochinillo. ¡Cómo anda el tercer poder!