Otra vez la campaña

A pocas horas del arranque de una extraña, insólita e incomprensible campaña electoral, los ciudadanos observan con hastío, pero también con preocupación, lo que puedan deparar las urnas el próximo día 26. En Castilla y León, a priori, no parece que vaya a haber grandes sobresaltos, pero la realidad es que el pacto Podemos-IU (Unidos Podemos) puede hacer albergar alguna esperanza de sumar escaños a la nueva formación. La clave está en los restos, que son siempre una incógnita a la hora de aplicar la regla D’Hont.

Pocos dudan que el PP ganará en la Comunidad y mantendrá los resultados de las pasadas elecciones. Tendría que producirse un vuelco en las intenciones del electorado para que las cosas cambiaran. Sin embargo la situación parece diferente en el resto de los partidos que tienen que afrontar las elecciones con la respiración contenida.

Ciudadanos perderá el escaño que arrebató por 800 votos en León al Partido Popular. Se pierde el escaño y su cociente era de Ciudadanos. Pero es que en León algunas encuestas apuntan a que el PSOE se puede ver seriamente amenazado por Unidos Podemos, que pasaría a ser la segunda fuerza en la provincia. Supondría un revés inusitado para el PSOE que en diciembre obtuvo 20.000 votos más que la suma de IU y de Podemos.

Sin embargo, en Burgos la suma de los resultados de diciembre de estas dos formaciones sí que arrebatarían el segundo puesto al PSOE, que aunque conservaría su escaño, quedaría muy debilitado al perder la hegemonía de la izquierda en la provincia. En el resto de las provincias, Unidos Podemos puede tener un gran avance pero no parece que amenace al PSOE en la segunda plaza.

Por lo tanto será un campaña por la lucha de cada papeleta, con el inconveniente de que el exceso de ruido puede ahuyentar a un electorado que evidencia síntomas de agotamiento en la paciencia.